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Foto: Diego Pérez |
Jonathan Vila admite encontrarse mucho mejor después de haber pasado unos días complicados, especialmente en la rueda de prensa de despedida del club. El porriñés, tras catorce años en el Celta, ha cerrado este capítulo al no entrar en los planes de cara a la próxima temporada. Asume con tranquilidad la situación aunque con tristeza y analiza este tramo de su vida con la satisfacción de haber disfrutado de cada momento en que fue jugador del Celta. "Ha sido un aprendizaje continuo" resume sobre estos catorce años en el club.
-¿Se han hecho cortos estos catorce años?
-Han pasado rapidísimo. Vuelves la vista, ves lo que han disfrutado, pasado, sufrido...catorce años dan para mucho, pero pasan deprisa.
-¿Imaginaba lo que vendría cuando llegó con catorce años a A Madroa?
-Siempre sueñas, llegas con esa ilusión del niño que cree que puede hacer realidad su ilusión. Pero es muy difícil. El fútbol era mi hobbie, lo jugaba porque me gustaba, pero de ahí a dar el paso al primer equipo?lo pienso con honestidad y digo que no, que nunca lo imaginé.
-¿Por qué llega Vila al Celta?
-Estaba jugando en el Porriño de cadetes y me llegó la oferta del Celta. Pasar a las categorías inferiores del Celta para un chico de esta zona era algo increíble. Además en mi caso había un compañero que se había ido un año antes y eso también te empuja. Me llamaron y son cosas que no piensas.
-¿Se hizo complicado al principio?
-Sí porque mis padres estaban trabajando y no resultaba fácil llegar a A Madroa. Recuerdo que mi madre se estaba sacando el carnet de conducir y a veces lo pasábamos mal para organizarnos. Pero al final entre ellos y mis tíos, que también ayudaron en aquel momento, pudimos hacerlo.
-¿Recuerdas la primera persona del Celta que te fue a buscar?
-Pues fue Maté. Uno de mis primeros recuerdos es estar en A Madroa mientras Maté me enseñaba las instalaciones, los vestuarios, el del primer equipo. Te impresiona porque entras allí con catorce años y ves las perchas con los nombres de los jugadores: Mostovoi, Karpin, Gustavo López?Y piensas en que a lo mejor también eres capaz de tener tu ropa colgada alguna vez.
-¿Tuvo algún jugador favorito en aquel momento?
-Hasta que no pertenecí al club, siendo niño, por diferentes circunstancias apenas podía ir a Balaídos. Cuando empecé a ir como recogepelotas al estadio aquella era una experiencia increíble. Veías de cerca a Karpin, a Mostovoi?a aquel equipo que era impresionante. Siempre deseabas que te tocasen los partidos de Europa, pero luego te daba igual el partido porque lo único que querías era estar allí cerca. Ese era el premio y te juro que el día anterior no dormías por la ilusión.
-¿Y le tocó ir en partidos europeos?
-Sí, contra el Arsenal.
-Allí abajo, en el césped es imposible prever que algún día estaría dentro.
-Sueñas simplemente. A tu lado entrenaban montones de jugadores muy buenos con la misma esperanza. Es muy complicado y por el camino se queda gente de mucha calidad.
-Porque supongo que usted habrá coincidido con gente que creía mejor que usted.
-Tal cual. Estuve con grandes jugadores ya en el Porriño y en el Celta eso fue aún más evidente. Gente increíble por calidad, fuertes, agresivos y que por unas cosas u otras no daban el paso. Se han quedado por el camino y aún ahora te los encuentras y les preguntas que cómo es posible que no hayan llegado arriba. Pero es el fútbol.
-Recuerda algún caso especialmente llamativo.
-Me acuerdo de López, un mediocentro, zurdito con una calidad de la leche. Otro ejemplo es Jesús Varela que aún sigue jugando. Tuvieron mala suerte para llegar al primer equipo. Me vienen esos dos a la mente, pero seguro que hay muchos más.
-Al primer equipo le lleva Vázquez. ¿Recuerda ese día?
-Te pasa un escalofrío por todo el cuerpo. Yo me había lesionado en el último partido con el filial en Segunda B. Me había lesionado la rodilla, un esguince. Me pasé todo el verano fortaleciendo para llegar cuanto antes sin saber si me llamarían o no. En ese momento Goran Maric se decidió por la oferta de Las Palmas y quedó un hueco en el primer equipo aunque no fuera mi posición. Me llamaron para preguntarme qué tal estaba. Empecé a entrenar y hasta ahora.
-Si Maric no acepta salir a Las Palmas igual no llega al primer equipo nunca?
-Nunca lo sabremos. Son los pequeños detalles que marcan la carrera.
-¿Qué recuerdo tiene de Vázquez?
-Un buen entrenador. Tenía su estilo, era muy observador, de pocas palabras. Pero lo poco que te decía te servía para mucho. Conmigo se portó fenomenal y siempre me dijo que tenía posibilidades.
-¿Le ha marcado especialmente alguno de los entrenadores que has tenido?
-Pues muchos. Tuve temporadas en las que jugué mucho, otras muy poco y de todos los entrenadores he sacado cosas importantes. Incluso con Luis Enrique, con el que apenas tuve oportunidades, aprendes mucho. La carrera de un futbolista es un aprendizaje continuo con todo el mundo?recuerdo también con cariño a Pepe Murcia, con el que estaba jugando mucho hasta que tuve aquella maldita lesión.
-Las lesiones siempre fueron un freno en momentos importantes.
-Siempre salí adelante y eso que las lesiones siempre vinieron en mal momento, justo cuando más estaba aportando al equipo. El caso de la temporada de Pepe Murcia es el más claro. No es fácil asimilar una lesión y pasar de estar jugando a una época en la que casi nadie se acuerda de uno. Por eso hay que ser fuerte mentalmente
-Luego con Herrera también le frenó cuando estaba a un extraordinario nivel.
-Siempre vienen cuando menos la necesitas.
-¿Sorprende lo de pasar a central, pensó que se equivoca el entrenado, se lo consultó?
-Nunca llegué a hablar con él. Me colocó en los entrenamientos y enseguida asimilé esa decisión para tratar de aprender cuanto antes. Te enfrentas a otras circunstancias y no hay otra que aprender rápido.
-¿Se vive mejor como medio o como central?
-Posiciones diferentes. Como medio manejas mucho el equipo, participas más con el balón. Siempre me gustó más, pero uno juega donde le dicen.
-¿El mejor recuerdo?
-Sobre todo cuando debutas. Me tocó en la Uefa antes que en Liga. Fueron pocos minutos, pero espectaculares. Recuerdo el cambio que fue por Canobbio, un momento increíble. Jugué un par de minutos apenas, me hicieron una falta?es de las cosas más presentes que tengo en toda mi carrera. Y luego otro momento irrepetible es el subidón que se produce cuando por primera vez pisas el campo de entrenamiento del primer equipo. Se te ponen los pelos de punta.
-¿Le decían algo especial los veteranos?
-Lo que te dicen es que te sueltes enseguida, que te tranquilices y que hagas lo que acostumbras abajo. Vas cogiendo ritmo poco a poco. Yo me encontré a Borja Oubiña y eso fue una enorme suerte.
-Es como el hermano mayor de todos
-Todo canterano que sube tiene en él un apoyo gigantesco. Cuando te anuncian que vas al primer equipo sufres cierta angustia, no descansas bien, pero luego llegas arriba te encuentras con el capitán y todo se hace más sencillo.
-Lo que no va a volver a encontrar supongo es un vestuario como éste.
-Hicimos una gran piña en el vestuario y esa ha sido una de las claves. Eso hizo que tirásemos para arriba pese a los malos momentos. Eso y la afición. Muchos futbolistas que ahora ya están, pero que han sido fundamentales en la vida de este equipo en estos años. Dejo mucha gente, muchos amigos ahí dentro. Cuesta despedirse, pero es parte del fútbol. Asimilarlo y no venirse abajo. Esto continúa.
-¿Algún consejo que cumplió siempre en Vigo?
-Me dijeron que disfrutase porque esta vida de futbolista es corta. No he dejado de hacerlo ni un día en el Celta.