Maxi Gómez apuntaba a alcanzar las más altas cotas del fútbol europeo cuando fue traspasado por el Celta al Valencia. Entonces venía de jugar un Mundial, el de Rusia en 2018, y era un fijo en las convocatorias de Uruguay. Además, se iba a un Valencia que participaba en la Champions League, y lo hacía tras ser uno de los mejores delanteros de LaLiga en la dos anteriores temporadas, con llamadas de clubes importantes de la Premier League.
Desde la venta al Valencia han pasado poco más de cinco años, y su carrera ha dado un giro, pero no a donde apuntaba, sino a la absoluta intrascendencia. En Mestalla marcó 10 goles en Liga en su primera campaña, 7 en la segunda y 5 en al tercera. La cuarta la comenzó, pero antes de que se cerrara el mercado s fue traspasado al Trabzonspor, de la liga turca, donde solo anotó 5 goles. El club turco lo cedió la pasada campaña al Cádiz, con el que descendió a Segunda División sin macar un solo gol en 31 partidos.
El conjunto turco rescindió su contrato el pasado verano, y a sus 28 años está sin equipos desde entonces. Esta semana ha sido noticia en su país por su participación en una liga de barrios veraniega en su Paysandú natal, donde está destacando haciendo lo que siempre se le ha dado bien: Marcar goles. En poco más de dos años ha pasado de disputar el Mundial de Catar a una liga de barrios.
El ariete está utilizando esta modesta competición para ponerse en forma a la espera de encontrar un equipo. Su intención sigue siendo la de triunfar en el fútbol europeo, y a pesar de que tiene ofertas de los dos grandes del fútbol uruguayo, Peñarol y Nacional, por el momento sigue pendiente de recibir alguna oferta del viejo continente, aunque si persiste su actual situación, tendrá que aceptar estas ofertas para no caer en el olvido.
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