Foto: Octavio Passos / Getty Images |
El Celta se está mostrando este año tan extraordinariamente fuerte cuando juega como local, como débil cuando lo hace como visitante. Si fuera de casa acaba siendo un equipo poco efectivo, y con una tremenda facilidad para encajar goles, en casa es todo lo contrario. El reparto de puntos cosechados en el presente ejercicio hablan de esta doble identidad del equipo: 17 puntos como local, 4 como visitante.
Y eso que como local ha recibido a Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, además del Girona, otro de los gallitos de la categoría. Estos cuatro equipos fueron los únicos que se llevaron puntos de Balaídos. El resto de los visitantes claudicaron ante el Celta: Alavés, Valencia, Real Valladolid, Getafe y Mallorca, se marcharon de Vigo de vacío, contrastando con los resultados de otros años, en los que el equipo celeste solía mostrarse bastante endeble. Además, el balance de goles a favor y en contra también es bueno: 15 contra 9.
Lejos de casa todo cambio. Cierto que ha jugado dos partidos menos como visitante, pero en los 7 encuentros que ha disputado tan solo ha conseguido 4 puntos. El heroico triunfo en Gran Canaria, jugando con dos menos durante 41 minutos, y el no menos meritorio empate en el Benito Villamarín. El resto de encuentros se cuentan por derrotas ante Villarreal, Osasuna, Athletic Club, Leganés y Espanyol, en algunos casos cayendo con excesiva contundencia. En estos 7 encuentros ha acumulado 18 goles en contra, lo que convierte al equipo celeste en uno de los más goleados como visitante de las cinco grandes ligas europeas. A favor ha marcado 10 tantos.
La plantilla está conjurada para revertir esta situación. Claudio Giráldez insiste en la importancia de equilibrar los resultados, manteniendo la firmeza como local y tratando de homogeneizar los resultados logrados lejos de Balaídos, pero no está resultando sencillo. ¿Qué es lo que le pasa al Celta fuera de casa?. Es evidente que el apoyo de la afición este año está siendo clave, pero no puede existir tanta diferencia de rendimiento. De hecho, en muchos partidos el Celta ni tan siquiera fue inferior a su rival, pero se encontró con equipos súper efectivos, capaces de transformar en gol casi cualquier ocasión de peligro.
Ejemplos muy claros de esto fueron los partidos ante Osasuna, Leganés y Espanyol, en el que no hubo tanta diferencia como la que señaló el marcador al final del choque. El partido de Villarreal fue una lotería en la que el Celta no se llevó ni la pedrea, y el partido ante el Athletic no fue bueno. El problema es que en la segunda vuelta el Celta tendrá que visitar a los tres grandes de la competición, que visitaron Balaídos en la primera vuelta por petición del club debido a la demolición de la grada de Gol, que reducirá el aforo en la segunda vuelta.
Así pues, esta situación tan dispar entre el rendimiento del equipo como local y como visitante tiene dos lecturas: Si el equipo es capaz de mejorar fuera de casa puede aspirar a grandes cosas, pero si no lo logra, y deja de ser tan efectivo en casa, tocará sufrir y mucho en la segunda vuelta, sin despreciar la tercera vía, que sería seguir como ahora, lo cual garantizaría una temporada tranquila. En ese punto estamos.
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