Foto: Salamanca Hoy |
Tadeo Allende es un tipo diferente. Llegó a Vigo hace menos de un año. Probablemente no conocía al Celta más que por las referencias que podía tener de LaLiga, y aunque apenas ha jugado, y este año habita en el más absoluto de los ostracismos, cuando marcó su gol ayer en Salamanca besó el escudo del club. Un detalle que no pasó desapercibido para los aficionados celestes, tan admirados como sorprendidos por el gesto.
Conste que no es más que eso, un gesto, que significa lo que significa en el fútbol actual, pero es todo un detalle que muestra la implicación del argentino, que a pesar de no contar para Claudio Giráldez, es el primero en animar desde el banquillo, y aporta cada día den los entrenamientos, algo que el propio técnico celeste ha reconocido en alguna ocasión.
Su ética de trabajo es la base sobre la que se condimenta el éxito. El esquema de Claudio Giráldez dificulta su integración, pero en los escasos minutos que ha tenido ha demostrado que tiene gol. Ayer volvió a demostrarlo aprovechando la única ocasión que tuvo, aprovechando un buen pase de Alfon tras un desmarque perfecto. El portero del Salamanca hizo el resto, y Allende anotó su tercer gol, que se suma al marcado hace unas semanas ante el San Pedro, también en Copa, y al que marcó la pasada temporada en Liga ante el Getafe.
No son pocos los aficionados celestes que reclaman más minutos para el argentino, pero no es fácil que los consiga debido a la competencia con la que se encuentra en los puestos en los que puede jugar. Como interior, el preparador argentino tiene mejores opciones, parece complicado verlo como carrilero, y tiene a Douvikas y Borja Iglesias, e incluso a Pablo Durán, por delante de él como opción para la delantera, pero en estos partidos de Copa se está ganando alguna oportunidad. Y seguro que la tiene.
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