Iago Aspas y Moriba están de vuelta


Foto: RC Celta

El Celta visitará este domingo (14:00) el estadio de Butarque con la intención de retomar la senda de la victoria tras caer derrotado el pasado sábado ante el Real Madrid en Balaídos. La buena noticia es que el equipo celeste contará nuevamente con Iago Aspas, que no pudo disputar ese encuentro tras ser expulsado en Las Palmas. 

A pesar de que el Celta estuvo a la altura con la ausencia de su gran estrella, es evidente que el equipo da un salto de calidad con el moañés, que ya acumula 4 goles en lo que llevamos de temporada, a pesar de haber cumplido ya los 37 años. Parece que la edad no frena a Aspas, que sigue siendo un futbolista fundamental para Claudio Giráldez, que en la previa del partido ante el Real Madrid reconoció que sigue siendo un jugador insustituible. 

Además, el celtismo saborea cada uno de los partidos de Iago Aspas antes de su retiro. La intención del club es renovarlo, y la del jugador también es la de seguir mientras el cuerpo siga aguantando. Ojalá sea por mucho tiempo, pero mientras tanto debemos disfrutar cada uno de los partidos que le quedan. La propuesta del equipo es muy del agrado de Aspas, así que hará todo lo posible para que esto dure mucho tiempo. 

También regresará Ilaix Moriba, injustamente expulsado en Las Palmas igual que Aspas. En ninguno de los dos casos prosperaron los recursos presentados por el Celta. En el caso del capitán céltico solo ante Competición, mientras que con Moriba agotaron todos los recursos, llegando incluso al TAD, que tuvo la desfachatez de ni tan siquiera contestar al club antes de que comenzara el partido ante el Real Madrid. 

El internacional guineano había conseguido ser titular en dos partidos consecutivos con el Celta antes de esa sanción, y es probable que fuese uno de los once que saliesen de inicio antes los blancos, aunque acertar una alineación de Claudio Giráldez es verdaderamente complicado. Además, el jugador que ocupó su posición, Hugo Sotelo, fue uno de los mejores del encuentro, así que ahora Giráldez tendrá un problema. Un bendito problema, pensará. 

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