Foto: EFE |
Más de 2.000 años después de que aconteciera, en Soria siguen recordando al heroico pueblo numantino que resistió durante años el asedio del imperio romano. Fue una gesta muy recordada, y que se usa en muchas ocasiones en el mundo del fútbol, yo mismo la he utilizado tras lo sucedido ayer, aunque de forma errónea. El pueblo numantino resistió durante muchos años, pero hoy en Soria se habla castellano, que es un derivado del latín que hablaban los romanos, y su historia ha llegado hasta nosotros gracias a los registros históricos de los romanos, porque finalmente fueron ellos quienes acabaron ganando.
Un ejemplo de resistencia numantina hubiese sido que el cabezazo de Mata en lugar de ir al palo se colase en la meta de Guaita en el minuto 95. Eso sería resistir como los numantinos. Ser héroes durante muchos minutos y acabar claudicando. Lo de ayer del Celta hay que explicarlo con otros adjetivos, porque no es sencillo resistir 34 minutos más 7 de descuento ante un equipo de Primera División, por muy colista que sea.
En cualquier barra de bar se utilizarían epítetos referentes a la hombría de los jugadores del Celta, pero lo de ayer tuvo pundonor, no se puede negar, pero también fue cerebral. Las gónadas, si no vienen acompañados de un plan sirven de poco, y ayer el Celta lo tenía. Cuando Cordero Vega se volvió loco y empezó a sacar amarillas sin venir a cuento, Claudio Giráldez podría haberse igualmente loco, pero optó por la calma. Retiró del terreno de juego a los dos jugadores más avanzados, que estaban cansados, y metió piernas frescas, pero jugadores de ataque. El otro cambio fue retirar a Manquillo, que tenía una amarilla, y poner a Javi Rodríguez.
La misión de Douvikas y Pablo Durán no era sencilla. Tenían que correr lo indecible en su función de soldados de infantería en primera línea de combate. Ellos tenían que ser la primera barrera defensiva, y debían ser rocosos y firmes. Además tenían que ofrecerse como una alternativa a la contra, para que la Unión Deportiva Las Palmas sintiese que un fallo en la entrega o lanzarse demasiado al ataque podía tener consecuencias. Eso contuvo al equipo canario, que atacó con cierto recelo hasta que en los últimos minutos se dio cuenta que no tenía nada que perder. Fue ahí cuando llegaron sus mejores ocasiones, pero los minutos que transcurrieron entre dudas fueron claves para que el Celta resistiese.
Cualquier otro entrenador hubiese tenido la tentación de quitar hombres de arriba y meter zagueros para defender por acumulación, pero eso le hubiese dado mucho terreno al rival. No era una garantía de éxito, de hecho lo normal es que el Celta no aguantase 41 minutos con dos jugadores menos, pero era la estrategia más inteligente.
Y funcionó. Luego fue necesario que los defensas rindiesen a un nivel excelso, y ayudó que Marcos Alonso está a un nivel soberbio, que Starfelt ha mejorado muchísimo, que Guaita apareció cuando fue necesario, que la segunda línea tuvo la habilidad de sacar el balón con opciones para los de arriba, y que la solidaridad de todos los jugadores fue inmejorable. Este es un equipo muy parecido al de hace siete meses, pero es tan diferente que parece otro. Nadie tiene dudas de que en temporadas precedentes este partido hubiese acabado con victoria amarilla. El año pasado, sin ir más lejos, acabó con remontada y jugando once contra once. Los once de celeste bien metidos atrás.
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