Para sorpresa de nadie, el Comité de Competición desestimó las alegaciones presentadas por el Celta y sancionó con un partido de suspensión a Iago Aspas e Ilaix Moriba. En el caso del moañés parecía evidente que, a la vista de la redacción del acta, y de que el jugador protestó, el recurso tenía pocas opciones, pero existía cierta esperanza con respecto a Moriba, ya que las imágenes dejan bastante claro que no debería ser expulsado. Ahora el Celta recurrirá a Apelación, aunque con escasas esperanzas de éxito.
El fútbol español, que presume de ser el mejor del mundo, permite este tipo de situaciones surrealistas como las que se dieron el sábado, y lejos de reparar la justicia, los comités actúan con cierta sorna señalando que "a pesar de la escasa calidad de las imágenes aportadas", en relación con las pruebas videográficas. Es el choteo constante al que se enfrentan los equipos sin soporte mediático, que también padecen este tipo de arbitrajes lamentables sin que nadie levante la voz.
No he visto en todos estos días ni una sola mención en la prensa nacional a lo sucedido el sábado en el estadio de Gran Canaria. Sí se ha destacado el hecho de aguantar con dos menos durante 41 minutos, pero no las circunstancias que llevaron a esta situación. El pésimo arbitraje de Cordero Vega le ha salido gratis, al menos a nivel mediático. Es lógico pensar que el Comité Técnico de Árbitros tome nota de lo sucedido, aunque tampoco sorprendería que dentro de dos semanas vuelvan a designarlo para arbitrar al Celta. De hecho es lo esperado.
Es el resultado de un fútbol que viaja a dos velocidades. La de los clubes mimados por la prensa y los del resto, simples actores de reparto a los que recuerdan constantemente que no se signifiquen demasiado si quieren seguir saliendo en la película. Hemos visto durante años como jugadores del Barcelona o del Real Madrid rodeaban al colegiado de forma totalmente impune. La nueva norma de que solo puede protestar el capitán es para el resto del equipo, ellos juegan con otras normas. Que se lo digan a Vinicius, que no solo protesta, sino que hace los mismos aspavientos o más que Aspas, se ríe en la cara del colegiado, y no pasa absolutamente nada.
Y mientras tanto, el Comité de Competición mira para otro lado, y aplica sanciones sobre decisiones injustas de los colegiados. Aunque son mucho más cuidadosos y reciben imágenes de mejor calidad cuando la reclamación es de uno de los grandes. Sin duda tenemos comités a la altura de la competición.
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