Existía cierta curiosidad por saber lo que pondría Cordero Vega en el acta arbitral para justificar las expulsiones de Ilaix Moriba y Aspas que dejaron al Celta con nueve jugadores para afrontar los úlitmos 34 minutos de juego, más los 7 de descuento.
Poca sorpresa, el colegiado se cubrió las espaldas señalando que las dos amarillas que recibió Moriba, separadas por dos minutos, fueron por “derribar a un contrario de forma temeraria en la disputa del balón”. La segunda no es ni falta. Lamentablemente el VAR no entra en las expulsiones si son por doble amarilla, y eso con colegiados del nivel de Cordero Vega es un gran error. El VAR llegó para proteger al espectáculo de colegiados como el cántabro.
En el caso de Aspas es todavía más comprensible. Ojalá Cordero Vega se muestre igual de tajante cuando arbitre a Real Madrid, Barcelona o Atlético de Madrid. A ver si se atreve a expulsar al capitán de uno de estos equipos sin hacer nada. En el acta recigió que el jugador céltico recibió dos amarillas, también con dos minutos de diferencia, por “protestar de forma ostensible una decisión mía”.
Es un colegiado tan malo y tan indigno de la categoría que daba la sensación de que no se acordaba que había amonestado al moañés dos minutos antes, ya que no mostró la roja, que le correspondía por ser la segunda amarilla, hasta que la insistencia de los jugadores de la UD Las Palmas le refrescó la memoria.
Lo peor de todo es que no pasará absolutamente nada. Los medios nacionales destacarán la épica victoria del Celta jugando con dos menos durante más de media hora, y pasarán por encima el motivo de las expulsiones. Hubiera pasado lo mismo si los dos expulsados fuesen jugadores canarios o de cualquiera de los otros 17 equipos de Primera División que solo son actores de reparto para la caverna mediática. Y por eso colegiados tan malos como Cordero Vega campan a sus anchas por los campos de LaLiga como pistoleros sin piedad con los pequeños, y como serviles herramientas para los grandes.
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