Ilaix Moriba y el efecto Makelele


Foto: EFE

A pesar de que Claude Makelele solo estuvo dos años en Vigo, dejó una profunda huella entre el celtismo. Han pasado casi 25 años de su marcha del Celta, y sigue vivo el standard que creó durante su estancia como céltico.  Por eso cada vez que suena un jugador de raza negra para el centro del campo la afición lo asocia con un jugador de músculo, defensivo y con una enorme capacidad para destruir el juego del rival.  Es lo que yo llamo "Efecto Makelele". 

Y eso también fue lo que gran parte del celtismo creyó que estaba fichando el Celta con Ilaix Moriba. Por más que el internacional guineano haya jugado las últimas temporadas en LaLiga, y su estilo no se parezca en absoluto al de Makelele. Es más, la inclusión del nombre del excéltico en el titular de esta entrada generará no pocas críticas por comparar a Moriba con el bueno de Makelele, porque leer el texto entero es pedir demasiado. 

Ilaix Moriba no se parece en nada a Makelele, y no va a hacer olvidar al exinternacional francés, entre otras cosas porque su juego no se parece en absoluto. Ayer lo demostró el guineano, al que Claudio Giráldez le dio media hora para irse adaptando a su esquema y a sus nuevos compañeros. Si algo hemos podido comprobar es que su integración marcha bien, y que tiene mucho fútbol en sus botas. 

El segundo fichaje del verano es un jugador que si hubiese sacado partido a sus virtudes jamás hubiese llegado al Celta. Falta saber si aquí lo conseguirá, aunque su rendimiento ayer fue un canto a la esperanza. A Beltrán le estaba costando encontrar resquicios en la zaga alavesista con una hora de juego en sus botas, así que Giráldez optó por refrescar esa posición. Obviamente el equipo perdió equilibrio con la entrada de Moriba, buena prueba de ellos es que las contras llegaron con él en el campo, pero ganó mucha presencia con peligro en campo contrario. 

Incluso generó una ocasión de peligro tras una gran acción en la que recuperó un balón, ganó línea de fondo y puso con mucha calidad un gran centro que Iago Aspas casi convierte en el 3-1 que sentenciaría el partido. Sé que es difícil extraer conclusiones. Es todavía muy pronto, pero ayer el celtismo pudo ver que Ilaix Moriba no es un jugador del tipo Makelele. Es otra cosa y le va a venir bien al equipo si mantiene el nivel y la implicación actual. 


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