Foto: RC Celta |
Decía Claudio Giráldez en la última rueda de prensa de la pasada temporada que una plantilla de 30 jugadores era inviable. De aquello han pasado casi dos meses, y ese número es exactamente con el que se va a encontrar el técnico porriñés en el regreso del equipo al trabajo tras las vacaciones de verano.
Un tiempo que ha pasado casi volando, especialmente para Marco Garcés y su equipo de trabajo, que han visto como ha resultado imposible deshacerse de gran parte del lastre con el que cuenta el equipo. Desde es mes de mayo, el Celta solo ha podido anunciar tres marchas mientras escribimos estas líneas: La ansiada venta de Strand Larsen, la desvinculación de Lauti y la salida de Renato Tapia, que ya se sabía que no iba a seguir en el Celta.
El resto de la plantilla está convocada para realizar pruebas físicas y médicas esta semana y arrancar la pretemporada el próximo viernes, y a ellos se unirán los otros cinco jugadores cedidos a los que el Celta todavía no ha encontrado destino para esta temporada. Fontán negocia con el Arouca y podría cerrar su salida antes del viernes, pero el resto, salvo sorpresa, se podrán a las órdenes de un abrumado Claudio Giráldez, que tendrá una lista larguísima de futbolistas en los primeros días de trabajo.
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