La intención del Celta en las primeras semanas del mercado era aligerar la plantilla cuánto antes para que el equipo que empezase la pretemporada se pareciese lo más posible al que tendrá en el mes de septiembre, una vez cerrado el merado de fichajes. Sin embargo, la realidad es que el equipo se parece mucho más al que tenía cuando los jugadores se marcharon de vacaciones a finales de mayo.
El club vigués ha dado salida a varios jugadores, entre ellos Strand Larsen, que se ha ido al Wolverhampton, y no renovó a Renato Tapia. Las otras salidas que se han producido, con la excepción de Miguel Rodríguez, han sido jugadores que venían de cesión, como Lautaro de León o José Fontán, y a Raúl Blanco, que pertenecía al Celta Fortuna y no disputó ningún minuto con el primer equipo la pasada temporada.
El resto del equipo se mantiene, incluidos aquellos que no contaban ni cuentan para Claudio Giráldez. Todos los componentes de la plantilla, con la excepción de Renato Tapia, tenían contrato al menos hasta 2025, y todos se agarran al mismo a falta de ofertas que compensen su salida del club celeste, por lo que el técnico porriñés se resigna a trabajar con un equipo muy parecido, al menos en los primeros días de la pretemporada, con los cedidos que regresan como únicas novedades, a la espera de que se confirme su salida.
Queda mucho tiempo, casi dos meses para que se cierre el mercado, pero lo ideal sería que el preparador céltico contase ya con alguno de los fichajes que llegarán, en una situación bastante inusual, ya que desde el año 2012 el Celta no empezaba la pretemporada sin nuevos fichajes. En este caso llegarán, pero probablemente con poco tiempo, lo que puede afectar al equipo en las primeras jornadas.
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