El Liverpool anunció la marcha de Thiago Alcantara, que deja el club inglés después de cuatro temporadas. Se va tras disputar 98 partidos oficiales, con un balance de 3 goles y 6 asistencias en estos encuentros, un rendimiento inferior al ofrecido en el Bayern de Munich, donde marcó 31 goles y dio 37 asistencias en 235 partidos. Fue en Bavaria donde se vio su mejor versión como futbolista.
A sus 33 años busca equipo, y han sonado dos en LaLiga: Betis y Girona. Ambos disputarán competiciones europeas el próximo curso y son destinos atractivos para un futbolista que siempre se ha visto como un anhelo de una parte del celtismo, no de todos los celtistas obviamente, pero que seguramente tampoco en esta ocasión podremos ver vestido de celeste.
Su fichaje entraña un gran riesgo, ya que esta temporada ha estado marcado por las lesiones. Solo disputó un partido oficial, en la Premier ante el Arsenal, donde jugó cinco minutos. En la primera parte de la temporada fue baja por una lesión de cadera, y tras ese partido entró en la enfermería por una lesión muscular. La lesión en la cadera ya le impidió jugar en la recta final de la pasada temporada, por lo que su rendimiento en el futuro es una gran incógnita debido a estos problemas físicos.
Obviamente Thiago va sobrado de clase, esa que le ha llevado a militar en grandes clubes europeas y ser internacional en 46 ocasiones con la selección española. Thiago es hijo de una leyenda celeste como Mazinho, y hermano de Rafinha, que jugó en dos etapas diferentes en el Celta. Siempre se ha confesado en público como celtista, pero casi siempre ha estado muy por encima del nivel salarial del club celeste. Ahora está en una etapa diferente, pero igualmente sigue estando por encima. La única posibilidad de que pudiese jugar en el Celta sería una reducción grande de sus emolumentos, y que el Celta esté interesado en su fichaje, por supuesto. Aún así es muy probable que antes de que se cierre su fichaje por algún equipo, suene como futurible para el Celta.
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