Foto: EFE |
Como Dick Sand, en la novela de Julio Verne, “Un capitán de quince años”, las circunstancias llevaron a Carlos Domínguez a ejercer de capitán en los últimos minutos del partido, justo tras la salida del campo de Iago Aspas. El canterano no tiene 15 años, y el Celta no es el Pilgrim, pero pocas veces en la historia del club tuvo un capitán con ficha del filial, aunque fuese circunstancialmente.
Esas circunstancias son una plantilla con un gran rotación en los últimos años, donde han llegado muchos futbolistas con menos experiencia en el club que Domínguez, que está alargando excesivamente su proceso de subida del filial al primer equipo. El central ha jugado en las cuatro últimas temporadas, siempre con ficha del Celta B, ahora conocido como Celta Fortuna. Eso unido a que no estaban Kevin, Iván Villar ni Tapia, y que Fran Beltrán también se había ido del campo, dejó a Carlos Domínguez como legítimo portador del brazalete en los últimos minutos de partido.
Pero Carlos Domínguez ya comenzó el partido con galones ya que Claudio Giráldez apostó por él en la posición de central liberado, abandonando su posición habitual de central lateral para ejercer en una posición con mayor responsabilidad, y como en él es habitual cumplió con creces.
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