Rafa Benítez defiende su discutible gestión al frente del club recordándonos una y otra vez que nuestro objetivo tiene que ser única y exclusivamente la permanencia. Se basa para ellos en los errores de años anteriores, en los que pésimas gestiones por parte del club a todos los niveles convirtieron a un equipo consolidado en Primera División en eterno candidato al descenso.
Durante años, Carlos Mouriño, actual presidente de Honor, y por fortuna ya expresidente del club, insistió hasta la saciedad en lo pequeños que somos. Infravaloró a un club como el Celta hasta límites insospechados, a pesar de que ya por entonces el club vigués estaba mucho más cerca del top 10 en presupuesto que de la zona baja.
Lo hacía porque es más fácil tener una afición conformista, que celebre como un título una permanencia, que una hinchada exigente con capacidad de crítica cuando las cosas no se hacen bien, que en los últimos años ha sido casi siempre. Y es curioso porque el hecho de tener un club potente en lo económico responde a muchos factores. El hecho de tener una masa social por encima de los equipos de la zona baja es muy influyente, pero también la gestión del club ayuda a cimentar una buena salud económica, y capacidad para tener recursos con lo que poder acometer mejores fichajes y plantillas más fuertes. Ni eso ha sido capaz de capitalizar el bueno de Mouriño, tan empeñado en empequeñecer incluso lo que él mismo había logrado.
Así que nos vemos, otra vez, inmersos en la lucha por la permanencia, con cifras que baten récords históricos en lo negativo. Nunca tuvimos tan pocos puntos, y curiosamente nunca gastamos tanto dinero para firmar tan pésimas cifras. No hace falta ser un lince para darse cuenta de lo mejorable que está siendo la gestión deportiva del Celta.
Y Benítez nos recuerda: “La realidad del Celta es pelear por el descenso”. Es obvio que si cuentas con 20 puntos en la jornada 25, tu objetivo no puede ser otro, pero basta una rápida mirada a los límites salariales que manejan los clubes para constatar que si la realidad del Celta es esa, es porque han sido necesarias altas dosis de incompetencia.
Pongamos números a la realidad del Celta. El equipo de Rafa Benítez cuenta con el límite salarial más alto de su historia, con más de 80 millones, en concreto 81,187. Ahora mismo es cuarto por la cola, superando a Cádiz (49,48), Granada (62,66), y Almería (66,85). Es con estos equipos con los que pelea por la permanencia. Al Cádiz, próximo rival del Celta, le supera en más de 30 millones de euros en salarios.
Además está por detrás en la clasificación de equipos como Mallorca (60,96), Osasuna (52,99), Alavés (31,28), Rayo Vallecano (51,53), Girona (52,17), Las Palmas (33,72) y Getafe (41,63). Son 7 equipos, más los 3 que están en descenso, que cuentan con un límite salarial inferior al del Celta, que está más cerca de equipos como Valencia (85,52), Athletic (100) o Betis (93,24). Todos ellos están peleando por Europa.
No es cierto que la realidad del Celta sea luchar por la permanencia, sino los errores del club los que han condenado al Celta a la nada. No os dejéis engañar. Somos el décimo equipo de Primera División que más gasta en su plantilla. En esas condiciones la realidad jamás debe ser salvarse gracias a los errores de los demás.
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