Una crisis sin precedentes


Foto: Aitor Alcalde / Getty Images

(EFE) Dos victorias en 18 jornadas de la Liga 2023/2024, después de haber invertido más de 41 millones de euros en reforzar la plantilla del Centenario, y la propuesta futbolística de Rafa Benítez delatan la crisis sin precedentes que atraviesa el Celta, condenado a despedir el 2023 en puestos de descenso tras perder este miércoles ante el Villarreal (3-2).

El equipo vigués cierra un año para olvidar con un pésimo balance de dos triunfos, siete empates y nueve derrotas. El cuadro vigués solo ha conseguido ganar en el presente campeonato de liga a los últimos dos clasificados, Almería, a domicilio, y Granada, en casa. Entre ambos triunfos mediaron doce jornadas sin un solo triunfo vigués. Pero lo más preocupante es que si Cádiz, Mallorca o Sevilla ganan el partido que aún tienen que jugar, la permanencia ya se alejará, como mínimo, a cuatro puntos para los celestes, lo que le dejaría sin margen de error a una jornada de la conclusión de la primera vuelta.

La primera temporada de Marián Mouriño como presidenta se está convirtiendo en un calvario para el celtismo por los resultados deportivos del primer equipo. Un descenso a Segunda, además, podría conllevar otra consecuencia negativa, ya que el Celta Fortuna, líder en solitario del grupo I de Primera Federación, se quedaría sin opciones de pelear por el salto al fútbol profesional, el sueño de su padre y anterior presidente, Carlos Mouriño.

Marián Mouriño entregó su primer proyecto al frente del Celta a Luis Campos y Rafa Benítez, una apuesta arriesgada, teniendo en cuenta la visión que ambos tienen del fútbol. El asesor deportivo portugués busca generar riqueza fichando a futbolistas jóvenes y con proyección, mientras que Benítez es un entrenador más resultadista, que prima el orden por encima del juego vistoso.

El Celta, que la pasada temporada se salvó del descenso en la última jornada gracias a un doblete de Gabri Veiga frente a un Barcelona de vacaciones en Balaídos, realizó ocho fichajes el pasado verano, en los que invirtió más de 41 millones de euros, según expuso el coordinador deportivo Juan Carlos Calero en la junta de accionistas. A Vigo llegaron Manu Sánchez, Carl Starfelt, Carlos Dotor, Jonathan Bamba, Tasos Douvikas, Mihailo Ristic y Vicente Guaita. El Celta, además, retuvo a Carles Pérez después de pagar algo más de 5 millones de euros al AS Roma por un futbolista que había sido decisivo en el tramo final del pasado campeonato.

La mayor inversión, no obstante, se realizó en la llegada de Rafa Benítez, el técnico mejor pagado en la historia del club. El Celta lo firmó por 3 temporadas y no incluyó ninguna cláusula de salida por puntos o situación clasificatoria, como solía hacer el anterior director general, Antonio Chaves. La única «vía de salida» está al finalizar la segunda temporada, cuando ambas partes pueden romper dicha vinculación.

Por ello, pese a que dentro del club ya son muchas las voces que piden un relevo en el banquillo, Marian Mouriño sigue aguantando a Benítez como técnico. Su destitución conllevaría una indemnización que rondaría los 9 millones de euros, una brutalidad para un club que viene de sufrir unas pérdidas de 13 millones en el último ejercicio.


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