Foto: Pau Barrena / Getty Images |
Cuando Carlos Mouriño prometió un centenario ilusionante pocos pensamos que esa ilusión pasaría casi exclusivamente por el fichaje de un técnico contrastado como Rafa Benítez. El preparador madrileño llegó a Vigo tras ganarlo absolutamente todo a nivel de clubes. Nunca en la historia del Celta había llegado un entrenador con semejante palmarés.
Pero los problemas del Celta van más allá del banquillo. A Benítez le dieron una plantilla corta y descompensada que ha hecho aguas en muchos partidos. Además tampoco ha tenido buena suerte con los arbitrajes formando un cóctel explosivo que ha llevado al Celta a los puestos de descenso.
En condiciones normales Benítez no habría superado el temible mes de noviembre, que le costó el cargo en años precedentes a Mohamed, Escribá, Óscar García, y Eduardo Coudet, todos ellos firmando mejores cifras que las de su homólogo. El elevado finiquito de Benítez, y la confianza depositada por el Consejo de Administración han sido suficientes para que lleguemos a diciembre todavía con el técnico madrileño en el banquillo celeste.
Si Benítez ha sido capaz de superar noviembre, ¿qué más será capaz de hacer en el Celta?. Lo primero es sacar al equipo de la zona de descenso, y eso puede lograrlo ganando mañana por la noche (21:00) ante el Cádiz. Por increíble que parezca, un equipo que solo ha podido sumar 8 puntos en las 14 primeras jornadas llega a la décimo quinta con la opción de salir del descenso.
Aunque para eso tendrá que ganar en Balaídos, algo que no pasa desde que en el mes de junio Gabri Veiga marcó aquel doblete salvador ante el Barcelona en la última jornada del pasado campeonato. En lo que llevamos de Liga no ha sido capaz de celebrar ninguna victoria ante su afición. En honor a la verdad sus problemas no tienen nada que ver con su localía, ya que lejos de Vigo solo pudo levantar los brazos en una ocasión tras el pitido final, cuando derrotó al colista Almería en la cuarta jornada.
La mejoría mostrada por el equipo en las últimas jornadas, aunque no viene acompañado por los resultados, es un canto a la esperanza. La confianza en Benítez no sigue intacta, pero es la suficiente como para pensar que puede sacar al equipo de esa zona, no de forma provisional sino definitiva.
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