Foto: RC Celta |
En su presentación como nueva presidenta del Celta, Marián Mouriño insistió una y otra vez en separarse de lo que ha sido su padre para el club. A pesar de que elogió el legado que deja Carlos Mouriño, dejó claro que el club necesita una ruptura total con el pasado para seguir avanzando. Prometió cambios en la relación con la afición, incluso no desdeñó un acercamiento a Abel Caballero, la creación de un equipo de fútbol femenino que sí es posible, e incluso su querencia por una figura más tradicional del director deportivo.
¿Pero será cambiar todo para que nada cambie?. La planificación de este verano no ha diferido mucho de otras anteriores, y ahí ya tenía un peso decisivo Marián Mouriño, como ella mismo confirmó esta mañana. En los próximos meses tendrá que demostrar que no es la continuidad del mouriñismo, aunque ojo, tiene margen para empeorar lo ofrecido por su predecesor.
Ha insistido en que Galicia Sports 360, que ella misma dirige, es fundamental para el crecimiento del club. Y es posible que así sea, pero el problema de base es que el club decidió ejecutar las obras para la ciudad deportiva sin tener asegurados los terrenos sobre los que quiere construir todo el proyecto. Es un fallo enorme de planificación, a la espera de que las instituciones realicen los embargos correspondientes, sin importar mucho el impacto ecológico.
Pretende cambiar también la relación el club con la prensa y la afición, creando la figura de varios portavoces que puedan hablar sobre sus determinadas áreas a lo largo de la temporada. Hasta ahora todo quedaba en manos de Carlos Mouriño, que era la única figura que hablaba, al margen del director deportivo, cuando existía tal cargo. Y todos coincidiremos en que Carlos Mouriño ganaba bastante cuánto menos aparecía delante de los medios. En ese sentido, da la sensación de que Marián Mouriño tiene una habilidad oratoria superior a la de su progenitor, pero se agradece igualmente que se diversifiquen las apariciones de los respectivos directos y responsables del club.
La nueva presidenta insistió en maximizar la parcela deportiva, dando por sentado que hasta ahora no se hacía. Veremos cuál es el plan que prometió presentar en un par de meses, imaginamos que tras el cierre del mercado de fichajes. Su padre pasará a la historia por mantener al equipo durante muchos años en Primera División, pero también por tardar cinco años en ascender tras su primer descenso, y por desperdiciar al mejor futbolista de la historia luchando por la permanencia, además de un conformismo en ciertas declaraciones que segaba la ilusión del celtismo, como cuando dijo que le hacía más ilusión el ascenso del filial que ganar la Europa League.
Alejarse de ese tipo de declaraciones será la mejor receta para la nueva presidenta, que hoy, con una sonrisa rutilante, repitió en varias ocasiones que el Celta se va a salvar con Rafa Benítez, e incluso vaticinó un 2-0 para el partido del sábado ante el Granada. El optimismo siempre es un buen aliado, aunque es evidente que esas declaraciones son carne de hemeroteca si no se dan el resultado que todos esperamos.
Como cualquier mandatario Marián Mouriño merece un tiempo para analizar y valorar su trabajo. Hasta la fecha no es muy ilusionante, pero será precisamente el tiempo quien dicte sentencia.
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