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| Foto: EFE |
Además de los problemas de juego propios del equipo y las decisiones arbitrales, que han estado afectando considerablemente al Celta, el equipo también parece estar perdiendo parte de su identidad, la cual había logrado construir en los últimos años. En el último partido, comenzó con tres canteranos en el once inicial: Kevin, Hugo Sotelo y Aspas, pero concluyó el encuentro con los últimos 22 minutos, además del tiempo de descuento, sin la presencia de ningún gallego o canterano.
Esta situación es inusual en comparación con los últimos años. Después de la entrada del Celta en el proceso concursal, el club se apoyó en su cantera de la mano de Eusebio Sacristán, y desde entonces, en mayor o menor medida, el equipo se caracterizó por contar con jugadores de la casa en su plantilla. Esta tendencia siempre fue bien recibida, ya que además arrojó resultados positivos en el terreno de juego.
Sin embargo, en el último partido, Rafa Benítez ordenó varios cambios que llevaron a la salida de los tres canteranos del campo. Kevin dejó el terreno de juego en el minuto 58 para dar paso a Carles Pérez, quien se desempeñó en el lateral tras el cambio. El rendimiento del jugador catalán, que corrió incansablemente durante la primera mitad, se vio afectado por la fatiga, y cometió un inexplicable error al permitir el empate del Sevilla con un despeje desafortunado.
Diez minutos después, se produjo la expulsión de Tapia, y Benítez optó por cambiar el esquema, sacrificando a Hugo Sotelo e Iago Aspas para dar ingreso a Beltrán y Dotor. Durante los últimos 22 minutos, el Celta jugó con un once en el que no había canteranos gallegos. Esta situación, poco común en Balaídos, marcó un giro en la tradición del equipo. En el banquillo quedaron sin tener minutos jugadores como Miguel Rodríguez, Carlos Domínguez, Hugo Álvarez o Javi Rodríguez, además del guardameta Iván Villar.
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