Ayer se cerró el mercado de fichajes en la liga saudí, una competición emergente que se ha convertido en la segunda competición del mundo que más dinero ha invertido en fichajes este verano, con una inversión de 899 millones de euros, solo superado por la Premier League, que se ha gastado 2.810 millones de euros.
El cambio de inercia en el mercado es evidente, y afecta también a LaLiga, que ha perdido el poderío económico que tuvo otrora. Este verano se ha convertido en la sexta liga del mundo por gasto en fichajes, muy lejos del resto de competiciones, incluidas la Ligue 1 y la Bundesliga, que históricamente siempre han gastado menos dinero, y que en esta ocasión han invertido casi el doble que la liga ibérica, y eso que el Real Madrid se gastó 103 millones de euros en Bellingham. Otra dura realidad de LaLiga es que, además de perder poder adquisitivo, sigue teniendo a dos equipos que van a una velocidad muy distinta que el resto.
En este nuevo escenario, los equipos españoles cada vez son menos competitivos en el mercado de fichajes. LaLiga se ha convertido en una competición vendedora, con todos los equipos asfixiados por un límite salarial que les permite incorporar nuevos jugadores. Es evidente que es complicado competir con las libras británicas o los petrodólares árabes, pero sí debería poder hacerlo con otros mercados como Francia, Italia y Alemania. Y no lo está haciendo.
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