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| Foto: RC Celta |
Después de una semana un tanto convulsa para Miguel Rodríguez, con muchas informaciones sobre su renovación, sobre su regreso al Celta Fortuna mientras no se zanjase este asunto, y el posible acuerdo casi cerrado, el canterano volvió a jugar ayer con la camiseta celeste, algo que no había podido hacer por distintos motivos desde el primer amistoso del verano ante el Al Nassr.
En aquel encuentro ya fue uno de los más destacados. Salió en la segunda mitad y revolucionó el partido, marcando un gol y siendo un peligro constante para el equipo árabe por la banda derecha. Los dos siguientes encuentros no los pudo jugar por unas molestias físicos, y el cuarto, contra el Wolfsburgo tampoco lo jugó pese a estar recuperado. Bien porque su recuperación se produjo el mismo día del encuentro, o bien por ese "castigo" por no cerrar su renovación.
El caso es que Miguel ya está de vuelta, para goce de los aficionados y sufrimiento de los rivales. Ayer lo padecieron los jugadores del Compostela. El redondelano, apodado "León", rugió en la segunda mitad cambiando por completo la cara del equipo. El canterano entró como cuchillo en mantequilla por su banda derecha e hizo que solo existiese un equipo en el segundo acto.
Suya fue la asistencia de gol a Luca de la Torre, en una acción de VAR, ya que el balón a punto estuvo de cruzar la línea de fondo, si es que no lo hizo completamente. Dejando al margen la polémica, ya que las diversas repeticiones no lo aclararon, la acción viene precedida de una fantástica maniobra de Miguel, una de las tantas que hizo mientras estuvo en el terreno de juego.
Casi todo el peligro del Celta partió de sus botas, o él estuvo implicado de algún modo. Salvo en la acción del gol de Strand Larsen, que viene precedida por una recuperación del noruego. El resto de las acciones de ataque del equipo vigués en la segunda mitad contaron con su colaboración. Sin duda el león ha vuelto a rugir, y de qué manera.
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