No era su último partido


Foto: Octavio Passos / Getty Images

Cuando Gabri Veiga fue sustituido en el último partido del Celta en la pasada Liga se llevó la ovación de la temporada. El canterano respondió con un aplauso entre lágrimas, mientras muchos en Balaídos pensábamos que esa sería la última vez que veríamos al porriñés con la camiseta del Celta. Daba la sensación de que el propio Gabri también lo pensó. 

Cuando terminó el partido se limitó a decir que siempre estaría agradecido a la afición, y prefirió no abordar su futuro. Para entonces todos los medios se hacían eco de las múltiples ofertas que tenía el jugador, muchos de esos rumores alentados desde el propio club, que daba por hecho, o lo esperaba, que alguien viniese con 40 millones y se llevase al jugador. 

Pero no ha sido así. La Eurocopa Sub-21 fue un escaparate en el que no lució bien, aquejado de problemas físicos que le impidieron tener más minutos. Por una cosa o por la otra, el bueno de Gabri Veiga sigue en el Celta, para alegría de muchos celtistas, que seguimos siendo unos ilusos que preferimos ver triunfar a un chaval de la casa en Balaídos, que 40 millones de euros para gastar en promesas que tal vez no nos hagan tan felices. Hoy podremos volver a aplaudirle y disfrutar de su juego. 

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