La llegada de Rafa Benítez generó una gran ilusión entre el celtismo, aplacada en cierto modo por la falta de fichajes. Después de dos semanas de trabajo en la Cidade Deportiva Afouteza de Mos, el preparador madrileño no ha visto engrosada su plantilla con nuevos refuerzos, hasta la llegada a Faro de Jonathan Bamba.
Pero a Benítez esto no pareció importarle. Se dedicó a trabajar, y en tan solo dos semanas ya hemos podido ver un equipo con características bastante reconocibles para uno de sus equipos. El 4-4-2 característico, con presión alta tras pérdida, que dio mejores resultados en la segunda mitad, no solo tras la expulsión, sino ya incluso antes.
Un equipo muy vertical, que además consiguió dejar a cero su portería, con la colaboración del equipo contrario, que perdonó alguna ocasión clara, pero siempre es bueno lograrlo. Benítez tiene trabajo en todas las facetas, él mismo lo comentó al final del encuentro, esto no ha hecho más que comenzar, hay muchas cosas que pulir, mucho que trabajar y muchos jugadores que fichar y acoplar al equipo, además de tomar decisiones importantes en lo relativo a posibles descartes.
El próximo viernes estará enfrente el Benfica, un rival de mayor entidad que servirá para calibrar los avances del Celta, e igual que el resultado positivo de ayer es anecdótico, también lo será ese, pase lo que pase. Lo importante es que el equipo va tomando cuerpo y pareciéndose a un equipo de Rafa Benítez. Y tiene mérito con solo dos semanas de trabajo.
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