Los últimos años nos han dejado un buen ramillete de fichajes frustrados en el mercado veraniego. Los nombres que resuenan en la cabeza de todos son los Ogunsoto, Omer Damari, Ljajic, Praet, o más recientemente Karlsson o Axel Vrankx. Prácticamente cada verano nos regala uno de estos casos, algunos con historias realmente rocambolescas, como cuando la por entonces televisión oficial del Celta subió a Peinador para grabar la llegada de Omer Damari. El israelí, con un nombre impagable, jamás llegó.
Todo esto forma parte del juego del mercado, y no solo le pasa al Celta. Al Olympique Lyonnais le ha pasado este año con Renato Tapia, sin ir más lejos. Lo que es menos habitual es que el fichaje frustrado sea un señor de mediana edad, al que en Casa Celta daban por fichado como nuevo director general y que plantó al Celta en el mismísimo altar.
Canal se venció en la parte más complicada. Esa en la que le tienes que confesar a tu ex que estás enamorado de otra. Ahí se quebró. En Casa Celta la noticia cayó como una bomba. Nadie se lo esperaba según cuentan varios medios. El plan era que Fran Canal cerraba el asunto de la Conference League como su último servicio al club navarro, y a partir de ahí emprendía vuelo, pero a Canal le entró la morriña antes de sentirla y decidió seguir en El Sadar. Es totalmente respetable, aunque habría que ver hasta qué punto se había comprometido con el Celta. Así que este 2023 será recordado como aquel en el que el fichaje frustrado no era un centrocampista, ni un delantero, ni siquiera Aster Vranckx. El fichaje frustrado será Fran Canal.
Según algunas informaciones publicadas hace unos días, todas las decisiones que estaba tomando el Celta en el mercado contaban con el visto bueno de Fran Canal, que desde la distancia ya manejaba los hilos. Eso era lo que sostenían, y tal vez por eso sorprendió tanto su decisión.
El caso es que ahora el Celta se enfrenta a un dilema. Entendemos que antes de decidirse por Canal manejaban otras opciones, y ahora llega el momento de activar el plan B. Marian Mouriño ejerce en el puesto de forma interina, pero su destino es la presidencia, y necesita una mano derecha experimentada para guiarla en sus primeras decisiones al frente del club. No es fácil tomar las riendas en un club que durante tres lustros ha sido manejado por Carlos Mouriño y Antonio Chaves.
Informó anoche la Radio Galega que el Celta no descarta recurrir a alguien de la casa para ejercer de Director General, al menos durante un tiempo, pero esta es una posición clave en cualquier equipo directivo. Tanto como la portería o la delantera.
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