Carvalhal cava su tumba


Foto: Miguel Riopa / Getty Images

No hace muchas semanas Carlos Mouriño quería renovar por tres temporadas más a Carvalhal. El propio presidente lo reconoció en la famosa rueda de prensa en la que puso en el escaparate a Gabri Veiga. Reconocía que su gran laguna como mandatario era no haber conseguido un técnico que tuviese continuidad en el club, y creía que el técnico portugués era la persona adecuada para guiar al Celta durante los próximos años. 

Desconocemos si antes de ayer su intención era la de renovar a Carvalhal por tres temporadas. Es muy improbable que así fuese, porque el preparador celeste no supo reconducir la situación cuando las cosas se torcieron. El equipo se le cayó por completo, y no fue capaz de superar el reto de vivir sin Iago Aspas y Gabri Veiga al cien por cien. 

Lesiones al margen, el técnico no contaba con los mejores mimbres. El Celta lleva años viviendo en el alambre, fiándolo todo a una salvación milagrosa de Iago Aspas. Pero el tiempo pasa, también para el astro moañés, que esta temporada no pudo estar cuando se le necesitaba. No hay nada que reprocharle. Sus problemas en la espalda lo lastraron, pero el fallo no es suyo, sino de quien sigue fiando a su rendimiento el destino deportivo del equipo. 

Sea como fuere, es difícil analizar la trayectoria de Carvalhal por su conjunto sin olvidar el decepcionante final. Seguro que este tipo de cuestiones se valorarían en Príncipe, pero tras el partido de ayer el técnico luso cavó su tumba con sus declaraciones. El tiempo de Carvalhal en el Celta está llegando a su fin. Es muy probable que no inicie la próxima temporada, pero si llega a hacerlo, tendrá la espada de damocles encima de su cabeza y el mes de noviembre, tan peligroso para los técnicos del Celta, está a la vuelta de la esquina. 

Si sigue, no le van a perdonar una por sus declaraciones: "He vivido situaciones aquí que no son muy normales", explicó en referencia, por ejemplo, al hecho de contar con solo un lateral izquierdo en la primera plantilla. Un equipo descompensado desde hace años, pero que ya lo estaba cuando aceptó tomar las riendas del equipo. Hubo un mercado de fichajes en el que no sabemos si forzó para corregir esta situación, pero lo cierto es que nada cambió. De hecho solo llegó un futbolistas para una posición en la que ya contaba con dos efectivos. 

Seguramente este hecho se lo reprocharán en Príncipe, donde no se toleran nada bien las críticas. Vengan de donde vengan, salvo que sean de Florentino o del Barcelona.  Tampoco llevan nada bien que un entrenador les exija en público cierta ambición con la confección de la plantilla. Quieren un entrenador que prefiera estar 10 años en Primera que uno en Europa. Alguien que valore los esfuerzos para ese Galicia 360 Sports que va a cambiar la historia del Celta, aunque han explicado tantas veces en qué consiste que da la sensación de que ni ellos mismos lo tienen claro. 

En Casa Celta no van a llevar nada bien que venga un entrenador de Braga a decirles cómo tienen que hacer las cosas, por muy amigo de Luís Campos que sea. 

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