Cádiz 1 - Celta 0 | Camino firme hacia el descenso



El Celta prosigue con su caída libre hacia el descenso, y hoy volvió a perder en la cancha de un rival directo, dando una imagen lamentable, de un equipo roto, muerto, que está a expensas de lo que hagan los rivales para evitar pasar el centenario en Segunda División. 

Carlos Carvalhal optó por repetir el once que realizó una exhibición el pasado martes ante el Girona, con Iván Villar en portería, defensa para Hugo Mallo, Aidoo, Unai Núñez y Javi Galán. En la medular Renato Tapia y Óscar Rodríguez, con Carles Pérez por una banda, Miguel por la otra, y arriba Gabri Veiga y Strand Larsen. 

El equipo celeste, no sabemos si por indicaciones de su entrenador o por incapacidad propia, optó por defender con el bloque muy bajo, dejando como un islote a los hombres más avanzados, que apenas recibieron balón. El Cádiz es un equipo al que le incomoda tomar la iniciativa, casi tanto como al Celta cederla, así que ninguno de los dos equipos estaba cómodo en el partido, pero al menos los amarillos tenían el balón y las ocasiones, no muy claras, pero amenazantes. Bongoda, sí, Bongonda, era una pesadilla para la zaga céltica, casi tanto como los saques de banda de Luis Hernández, que llevaban la zozobra al área viguesa. 

A la  media hora llegó el único acercamiento del Celta, tras un gran pase al espacio de Gabri Veiga que aprovecha Carles Pérez con una endiablada velocidad para ganar línea de fondo. Tenía dos opciones de pase, Óscar en el punto de penalti, que era el pase de manual, y Miguel entrando al segundo palo, pero optó por un centro chut con el exterior que acabó estrellándose en la parte externa de la red de Ledesma. 

A partir de ahí llegaron las jugadas polémicas. En el 33 De Burgos Bengoetxea pitó penalti por una acción de Javi Galán sobre Bongonda. Desde el VAR le advirtieron que no era, y tras revisarlo en la pantalla decidió rectificar. Casi a renglón seguido, Choco Lozano marca el 1-0 cazando el rechace tras una gran intervención de Iván Villar, pero el VAR volvió a salvar al Celta, ya que en el origen de la jugada había fuera de juego. 

El Celta se fue al descanso con la sensación de que había salvado los muebles tras una primera parte horrible, a merced de un equipo con poco fútbol pero mucha fe y convicción en lo que hace. Carvalhal movió el banquillo en el descanso, retirando del terreno de juego a Miguel Rodríguez para dar entrada a Luca de la Torre. 

Pero la idea del Celta seguía siendo la misma. Esperando atrás un milagro que no se produciría, ya que en el minuto 53, Rubén Sobrino aprovechó una gran acción de Escalente para plantarse en el área céltica y batir con facilidad a Ivan Villar. 

A partir de ahí se acabó el partido. Este Celta es incapaz de levantar un marcador adverso. El Cádiz sí que es un equipo que sabe defender con bloque bajo y no tuvo excesivos problemas, y eso que Carvalhal realizó cambios, con la entrada de Aspas, Paciência y Mingueza, que hicieron mejorar al equipo, especialmente por la presencia de Aspas, que incluso maltrecho físicamente es de los pocos futbolistas que entienden el juego en esta plantilla. Y eso es un problema. 

De lo poco que hizo el Celta en la segunda mitad fue un centro de Mingueza, que ejerció como lateral derecho y de mediocentro interino, rematado de cabeza por Paciência y bien sacado por Ledesma. La acción, incluso aunque acabase en gol, podría haber sido anulado por fuera de juego. 

Y eso fue todo lo que hizo el Celta, que jugó permanentemente en campo contrario sin ser capaz de generar peligro real. Un resumen de lo que hemos visto en los dos últimos meses y que condena al equipo vigués al infierno, salvo que los rivales lo salven. 

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