Desde hace varias semanas la habitualmente seca ciudad de Sevilla acumula unos niveles de humedad pocas veces vistas en la ciudad andaluza. Todo ello motivado por las lágrimas que están vertiendo tanto Betis como Sevilla, que se sienten maltratados por los arbitrajes, muy ofendidos por el comportamiento de los jugadores rivales, pero mucho más comprensivos con los suyos.
Se ha llegado a afirmar, con ambos equipos y aficiones haciendo piña, que existe una conspiración contra la ciudad en un giro totalmente imprevisto de los acontecimientos, que habría llevado a las instituciones futbolísticas a confabular en contra, precisamente, de Sevilla. Sin móvil ni mayor justificación que el simple odio, o vaya usted a saber.
El caso es que, como suele suceder, lo que uno piensa y la realidad no siempre van de la mano. Se quejaba Fernando, jugador del Sevilla, tras el choque contra el Celta, de la diferencia entre las expulsiones de LaLiga y la Premier League. Lo hacía justo después de que un minuto antes su compañero Marcus Acuña le dijese al colegiado "eres el puto personaje del partido".
Pero volvamos a la conspiración del fútbol contra la ciudad de Sevilla. El Comité de Competición dictó sentencia ayer sobre Acuña, a quien castigó con dos partidos de sanción. Volvamos la vista un poco atrás, cuando Renato Tapia fue expulsado en Anoeta. El colegiado recogió en el acta que el internacional peruano había vertido una gravísima acusación: "Qué prepotencia", que le costó al jugador del Celta tres partidos de sanción.
Observemos que llamar prepotente a un árbitro tiene un castigo de 3 partidos, decirle "puto personaje" tiene 2, y acordarse de sus muertos y de toda su familia, como hizo Vinicius en su momento, no conlleva ni tarjeta amarilla. De lo que se puede deducir fácilmente que cuánto más leve sea el menosprecio al colegiado, mayor es la sanción.
0 comments:
Publicar un comentario