Foto: Rafa Babot / Getty Images |
Después de la disputa de las 18 primeras jornadas, el Celta solo acumula 17 tantos a favor. Una pobre cifra que le sitúa entre los peores equipos de LaLiga en este aspecto. Si a esto unimos que a nivel defensivo, a pesar de la mejoría de las últimas jornadas, el equipo de Carvalhal también está a la cola, la lógica clasificatoria le deja en una de las últimas plazas de la competición.
Tras la mejoría defensiva, el siguiente paso que debe dar el equipo si no quiere meterse en más problemas es acertar de cara a la portería contraria. La parte positiva es que este Celta es capaz de generar juego y ocasiones, pero falta acertar, faltan esos pequeños detalles que marcan la diferencia entre jugar en Primera o hacerlo en Segunda División.
Ante el Villarreal se generó juego y también ocasiones, ayer fue más juego que ocasiones claras, aunque las hubo, pero no exageradamente más que el rival. Son muchos aspectos los que hay que mejorar. El juego aéreo es malo en defensa y horrible en ataque. Ayer todos los centros colgados al área acabaron siendo despejados por el rival. Es una alternativa del juego de ataque que no tienen dominada los de Carvalhal, y que suele ser un recurso muy útil, especialmente para equipos que no llegan demasiado al área rival.
La mejor baza es el juego a la contra, y así llegaron las mejores ocasiones en la noche de ayer, pero ante equipos como el Mallorca y como muchos otros de la zona baja, no es fácil generar este tipo de acciones. Por otro lado, el juego en estático es muy previsible. Lleva años siéndolo. A los rivales les resulta muy fácil defender esas acciones.
El Celta lleva viviendo años de la inspiración de Iago Aspas. Ha basado la confección de las últimas plantillas en eso, y el rey de las bateas no es eterno ni infalible. Sin duda tenemos un problema, y Carvalhal la responsabilidad, y probablemente la capacidad, de resolverlo.
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