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| Foto: EFE |
Después de casi una década, el Celta acudió este verano al mercado para fichar a un guardameta. Desde el fichaje de Javi Varas en el verano de 2012, todos los porteros que defendieron la meta céltica procedían de la cantera, pero la retirada de Sergio Álvarez, y la incertidumbre sobre el estado físico de Rubén Blanco, provocaron que el club apostase por recuperar a un jugador que ya conocía el club.
Matías Dituro jugó en el Celta B durante la Temporada 2011-12, y llegó a entrar en alguna convocatoria del primer equipo. De hecho estuvo en aquel famoso partido de Tarragona, en el que el equipo celeste logró el ascenso de forma virtual, a la espera del trámite ante el Córdoba una semana después.
Cuando se anunció su fichaje, quien más y quien menos esperaba que ocupase un puesto en el banquillo al estar ya recuperado Rubén Blanco, pero desde los primeros partidos de pretemporada, Coudet siempre apostó por él de inicio, y mantuvo su apuesta en La Liga. En su debut ante el Atlético de Madrid estuvo más gris, con apenas un par de paradas en la segunda mitad, pero ayer demostró que puede ser un portero que de puntos al equipo.
En El Sadar fue el mejor jugador, no solo del Celta sino del partido. Fue el más decisivo, y el punto que se trae el Celta de tierras navarras tiene mucho que ver con su actuación. Su parada en el penalti es brutal, con una estirada muy estética y efectiva. Además estuvo muy bien ante Kike García o el Chimy Ávila.
El propio Coudet destacó su actuación individual al final del partido: “Ha tenido una participación activa importante. Atajó un penal y sacó alguna pelota importante también. Están para eso los porteros, lo trajimos para atajar, pero ha tenido una gran noche”.
Una gran noche que en cifras se resume en 7 paradas, 1 duelo aéreo ganado y 22 pases buenos. Y lo más importante: Un punto, que es prácticamente suyo.
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