Foto: RC Celta |
Decía esta semana Óscar García que lo consideraba un jugador del primer equipo, y sin duda lo demostró ayer, dándole minutos cuando el Celta intentaba conservar una ventaja mínima para lograr la primera victoria de la temporada. Y lo más destacable del joven futbolista fue que no parecía que estaba debutando en la máxima categoría.
Es un futbolista de inmenso talento, capaz de imponer la calma donde reina la histeria. Y aunque por dentro seguramente existían nervios, en ningún momento se trasladaron al exterior. Realizó un par de conducciones con tranquilidad, ayudó en un par de transiciones y fue un activo importante para retener la ventaja y los tres puntos. Hay futuro, sin duda. Y también presente.
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