Foto: Atlántico Diario |
Dicen de Johan Cruyff que cuando jugaba an el Barcelona solo rendía bien en los partidos del Camp Nou. El fantástico delantero holandés se dosificaba en los partidos lejos de casa porque al no ser emitidos los partidos por televisión prefería reservarse para dar lo mejor de si mismo ante su afición. No es más que una leyenda urbana, algo que nunca comprobaremos, entre otras cosas porque los que lo decían seguramente no lo veían jugar fuera de casa.
En estos tiempos que corren todos los partidos son escrutados por las aficiones, que ven a los jugadores tanto en casa como fuera, pero hay ciertos partidos que llegan a más gente. El de ayer es uno de ellos, uno de esos encuentros que no solo se ven en España sino también en el extranjero, por millones de aficionados que, aunque se fijan más en los jugadores de blanco, también observan a los rivales.
Por eso es muy habitual que los jugadores den lo mejor de sí mismos en estos partidos. Primero por la motivación de jugar contra uno de los denominados grandes de la competición, y segundo porque este tipo de encuentro es un escenario global seguido por muchos ojos, alguno de ellos de representantes de clubes.
Eso lo tienen muy en cuenta los jugadores, aunque ayer pocos parecían estar bajo el síndrome de Cruyff. Uno de ellos fue Lobotka, que se acercó mucho a su mejor versión con un partido muy completo en el que su juego lució por encima de todos los compañeros. Ojalá veamos una versión parecida, e incluso mejor, en el próximo partido del Celta ante el Villarreal, donde se jugará gran parte de sus opciones de permanencia ante un rival directo.
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