Foto: LFP |
La posición de Iago Aspas era un quebradero de cabeza para Juan Carlos Unzué. El preparador navarro quería acercar al moañés hacia la portería sin sacar del equipo a Maxi Gómez. El 4-3-3 es el sistema ideal para todos los técnicos surgidos de la escuela Barça, como herederos de Johan Cruyff, que impuso un estilo que ha asimilado como propio el equipo catalán.
Sin embargo, dicho sistema se daba de bruces con la posición ideal de Iago Aspas. El moañés ha jugado durante muchos años como delantero centro en una formación similar al 4-3-3, pero la presencia goleadora de Maxi Gómez lo complicaba. Tras probar en varios encuentros, la primera prueba seria y duradera se dio ante el Athletic. Daniel Wass actuó mucho más pegado a la banda, y en ataque siempre aparecía Iago Aspas por el centro, como segundo delantero, con un esquema mucho más parecido al 4-4-2.
La idea salió muy bien. Aspas metió dos goles y demostró que es letal si está cerca de la portería. Y la idea se repitió ante el Sevilla, con algún matiz, ya que la organización del equipo en defensa era la habitual, pero no así en ataque donde vimos a Aspas muy centrado, y compartiendo espacio con Maxi Gómez. La apuesta en este caso no salió bien, más allá del resultado porque el de Moaña no generó demasiadas ocasiones de gol, pero está claro que el futuro apunta directamente a que esta será seguramente la opción más usada para el futuro, con Maxi Gómez o Guidetti en la punta de ataque.
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