Foto: Marca |
El club lleva varios años haciendo las cosas muy bien en ámbitos tan importantes como el deportivo y el económico. Se suele pensar que si estas dos cosas funcionan será muy difícil que un dirigente reciba críticas por parte de la afición, y sin embargo sí es posible, y el Celta se empeña en demostrarlo año a año.
Existe una coincidencia generalizada entre la afición acerca de estos asuntos. La unanimidad es casi absoluta entre aquellos que estiman que se están haciendo muy bien las cosas en materia económica, y existen pocas dudas acerca de lo deportivo, después de varios años mejorando año a año la clasificación en la Liga, y tras cerrar este curso con éxito en la Copa del Rey y la Europa League, haciendo disfrutar a la afición.
Si con estos ingredientes existen críticas a Mouriño y el Consejo de Administración del Celta, es que las cosas en otros aspectos se están haciendo rematadamente mal. No ayuda todo lo que rodeó a la posible venta del club, el largo silencio de Mouriño y su reaparición dando batalla por hacerse en propiedad con Balaídos, o su anuncio de que el estadio del equipo abandonaría la ciudad. Todo ello mientras el Celta estaba inmerso en partidos fundamentales para concretar una de las mejores temporadas en la historia del club.
A todo eso se ha unido la gestión del club con la campaña de Abonados y otras cuestiones que dejan de manifiesto que el aspecto social, la tercera pata de la relación del club con la afición, siguen siendo su gran talón de aquiles. Se hacen muchas cosas bien en lo deportivo y en lo económico, pero se desatan constantes incendios en el terreno de lo social. Convendría revisarlo. No se puede fallar en lo más sencillo.
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