Miguel Torrecilla inicia una nueva aventura en Gijón. Al salmantino le ha cambiado la vida en apenas un año. Abandonó el Celta con la intención de buscar nuevo retos, y con una oferta del Betis que le situaba en un escalafón salarial muy superior al que ostentaba en el Celta. La mejora económica se trasladaba también al club y a las posibilidades de invertir en fichajes, con lo que Torrecilla era un hombre feliz.
Sin embargo, la situación deportiva del Betis no mejoró y no hubo paciencia en el Benito Villamarín para trabajar con Torrecilla, que se vio totalmente pisado con la contratación de Serra Ferrer para un puesto que le hacía perder totalmente la autoridad que tenía como director deportivo. Dimitió, renunciando a los tres años de contrato que le quedaban y al finiquito.
Valoró todas las opciones que tenía y aceptó la oferta del Sporting de Gijón, que le paga, según cuenta La Voz de Asturias, exactamente la mitad de lo que percibía en Sevilla. Firmó un contrato de dos años de duración ampliable un año más. El reto es el de devolver a un club histórico como el asturiano a la Primera División, categoría que perdió este año. El Sporting se lleva a un buen director deportivo, pero deberá de tener la misma paciencia que tuvo el Celta si quiere conseguir resultados. Nadie hace milagros.
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