LAVOZ |
Se conocía ayer la noticia de que el único futbolista procedente del Celta B que tendría ficha con el primer equipo sería el catalán Josep Señé. Así lo manifestaba en sala de prensa Eduardo Berizzo, al tiempo que desvelaba el futuro del resto de los jóvenes. Regresarían al filial, nunca serían cedidos a otros equipos, con la opción, siempre que el técnico argentino lo estimase oportuno, de actuar puntualmente con la primera plantilla.
Entre ellos Borja Iglesias. Junto con Señé, el santiagués había sido el futbolista del filial más utilizado durante la gira. No en vano, se había convertido en el pichichi del equipo junto a Iago Aspas al anotar dos goles en los cuatro partidos disputados. Sin embargo, parece que su oportunidad tendrá que esperar. Muchos confiaban en que la reubicación de Aspas como mediapunta, con Guidetti como delantero titular, abrirían un hueco en la plantilla al joven punta para actuar como suplente del sueco. No lo entiende así Berizzo.
Borja Iglesias, que la temporada pasada anotó 18 goles en Segunda B con el filial, parece abocado a una nueva temporada en el segundo equipo. Conociendo a Berizzo, sus presencias en la primera plantilla serán probablemente muy pocas. Por lo tanto, se le avecina una nueva temporada como delantero en Segunda B, algo totalmente contraproducente para un chaval que demanda una categoría superior.
Si no va a tener ficha en Primera División, o la va a tener y contará con el protagonismo ínfimo que tuvieron otros la pasada temporada, lo mejor sería buscarle una cesión en Segunda División. Otro año en la categoría de bronce estancaría la progresión de un jugador con aspiraciones de jugar algún día en Primera. Si eso no es posible ahora, porque Berizzo no lo estima conveniente, el fútbol de plata debería ser su destino. Todo menos el filial.
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