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| Foto: Jorge Landín |
Fabián Orellana siempre está preparado, incluso cuando su momento de forma no es el mejor. El chileno atraviesa un pequeño bache, que no le estaba impidiendo ser casi siempre uno de los más destacados del Celta, y ayer logró contagiarse de la mejoría general para regalar detalles de calidad con los que tanto ha disfrutado Balaídos en los últimos años.
El chileno actuó como mediapunta, una posición que, sin serle extraña, no ha ejercido en muchas ocasiones con el Celta, salvo en alguna ocasión esporádica a lo largo de los partidos, ya con Berizzo, pero nunca de inicio como ayer. Con mucha libertad de movimientos, aunque empleándose a fondo en tareas defensivas, Orellana se movió como pez en el agua entre las líneas del Córdoba.
Cuando fichó por el Celta, allá por el mes de agosto de 2011, se decía que los celestes habían fichado a un mediapunta con la calidad de Trashorras, y con mucho más trabajo defensivo. El tiempo fue pasando y realmente no llegó a jugar nunca en esa posición. Durante estos años nos hemos acostumbrado a verlo pegado a una banda, la izquierda o la derecha, y a sus genialidades, que nos regala a puñados en cada partido. Le falta ser más efectivo de cara a puerta, tal vez seleccionar mejor las opciones, pero para el Celta es un lujo tener a ese pequeño genio chileno en sus filas.
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