Foto: Benito Ordoñez |
Ayer se cumplieron dos años del debut de Santi Mina en aquel infausto día de Getafe, que terminó costando el puesto a Paco Herrera. Santiago Mina Lorenzo, hijo de un antiguo jugador del Celta, destacaba en los juveniles, con cifras galácticas que llevaron al equipo a ser subcampeón de Liga, pero Paco Herrera le había echado el ojo. Se lo llevó a un partido de Copa en el Bernabéu, aunque no tuvo la oportunidad de debutar, y el 16 de febrero de 2013 fue el momento para que el vigués pudiese debutar con el Celta y en Primera División.
Con el Celta perdiendo 3-1, Mina saltó al terreno de juego en lugar de Iago Aspas, quien, molesto por ser sustituido, no saludó al chaval y dio un patadón a un balón antes de sentarse en el banquillo celeste ante la atenta mirada de Mario Bermejo, que realizaba ejercicios de calentamiento. Ya en el vestuario hubo más que palabras entre Aspas y Bermejo. Mina asistía atónito a su ingreso en la élite del fútbol.
Dos años han pasado desde entonces. Muchas cosas para Mina, aquel niño, que debutó antes de cumplir la mayoría de edad. Hoy, ya con 19 años, y tras disputar 45 partidos con el primer equipo, la vida ha dado un vuelco para el canterano, al que contemplan cinco goles con la camiseta del primer equipo. De aquel niño flacucho al ya más formado futbolista de la actualidad, con representante galáctico -Mendes- y convertido en miembro de pleno derecho del primer equipo.
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