Foto: FdV |
Basilio se ha ido, pero es mucho lo que nos deja. Ejemplo de entusiasmo, de perseverancia y fidelidad. De constancia, de pasión, de cordura y de paciencia. Nos deja un mapa, con un camino de 90 años, hacia los valores que los celtistas debemos sembrar, cultivar y cosechar.
Basilio nos deja el entusiasmo y la alegría de un niño y la templanza y prudencia de un abuelo, la mesurada pasión del que lo ha visto y vivido todo. El entusiasmo y la alegría que asomaban a sus ojos, por ejemplo, en la presentación de Rafinha. Llegó a Balaídos ilusionado y contento por volver a su casa para recibir a otro que de alguna manera volvía también. Orgulloso de ser el primer celtista, feliz al ver todos los que llegaron detrás de él.
Nos deja sus relatos, sus vivencias y experiencias, desde que, con 12 años, asistió a la inauguración de Balaídos hasta las más recientes, su saque de honor, sus visitas con su nieta Ana al estadio, sus pronósticos y deseos, siempre venturosos para su Celta.
Se ha ido, pero para quedarse para siempre. Socio 75 años, celtista eterno.
In Memoriam de Carlos Mouriño, presidente del Real Club Celta de Vigo, publicada en Faro de Vigo.
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