Foto: PA Sports |
Los más jóvenes ya no le recordaran de su época como jugador. Fue parte de la fenomenal "Quinta del Mini" del Barcelona que encabezaba el genial Iván de la Peña. Junto a su hermano Roger, el mediocentro Celades o el extremo Toni Velamazan formaron uno de los mejores Barça B que se recuerda y subieron al primer equipo a la vez de la mano de Johan Cruyff.
Sin embargo la salida del holandés y los posteriores técnicos culés obligaron a emigar a todos ellos. Óscar fue traspasado al Valencia, posteriormente llegó al Espanyol y cerró su carrera con 31 años en el Lleida en Segunda división. Al igual que otros compañeros de aquel Barça de Cruyff optó por seguir en el fútbol como entrenador.
Lo ha hecho siempre con éxito. Primero fue la catalana sub18 que hizo campeona de España. Después el Barça juvenil que hizo triplete: Liga, Copa del Rey y Copa de Campeones. Nunca nadie había logrado esta hazaña en La Masía. Y le llegó su oportunidad profesional: su ex compañero Jordi Cruyff se lo llevó al Maccabi Tel-Aviv donde era director deportivo. Campeón de Liga, algo que no lograban desde hace diez años.
Este título le llevó a encabezar el nuevo proyecto del Brighton inglés. Logró clasificarlo para el play-off de ascenso, algo que llevaba 23 años sin lograr, aunque cayó en las eliminatorias. Tras estar a punto de volver a Tel-Avivi, acepta la oferta del Watford. Sin embargo, problemas de salud ya superados actualmente le obligaron a volverse a España el pasado mes de septiembre.
Su juego y sistema es el ya habitual de los criados en el Barcelona. Como nos cuenta Jesús López, corresponsal deportivo de Onda Cero en Londres, Óscar García utiliza habitualmente el 4-3-3, queriendo llevar el peso del partido. Juego de toque y elaboración hasta que aparezcan los espacios. Y como él mismo se define, admirador de los métodos de Cruyff. Una opción que supondría seguir la linea marcada por Luis Enrique y que tanto gusta en Plaza de España.
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