Foto: Phil Noble |
El canterano del Celta reconoció tras su estreno con gol en Champions que ha cumplido "el sueño de cualquier futbolista"
Dani Abalo todavía paladea el dulce regusto de su brillante estreno en la Champions League vistiendo la camiseta del Ludogorets. El vilagarciano entró en el minuto 72 de juego para darle mayor verticalidad a su equipo, objetivo que cumplió con creces. Su tanto enmudeció un estadio como Anfield tan acostumbrado a exhibiciones corales de aliento. No bastó para puntuar, pero sí para poner en valor el trabajo de la cantera viguesa. El terreno de juego del Liverpool parece haber iniciado algún tipo de relación especial con A Madroa. Abalo también ha dejado su huella.
Anfield se ha convertido en un escenario que sigue deparando buenas sensaciones para el Celta y todo lo que le rodea. Allí fue donde un 8 de diciembre de 1998 Haim Revivo anotó el tanto de una de las victorias europeas más recordadas por la afición de Balaídos. En la noche del pasado martes, dieciséis años después, la parroquia celeste también miró con agrado lo que allí sucedió. Dani Abalo se convirtió en el último canterano en debutar en la Champions y, además, lo hizo con un gol que sirvió para redondear un estreno que no ensombreció ni la derrota de su equipo, el Ludogorets, con un tanto de penalty en el minuto 92.
"Estoy muy contento. He podido cumplir uno de los sueños de cualquier futbolista. El escenario, la competición, mi debut.... La verdad es que se sumaron muchos factores y todos muy buenos. Solo faltó que pudiésemos conseguir el punto que nos habíamos ganado", apuntó ayer el protagonista durante una de las escalas del vuelo de regreso a Razgrad, ciudad búlgara en la que reside.
Ese penalti materializado por Gerrard, hizo añicos la ilusión que el gol del interior vilagarciano había generado dos minutos antes. "Tengo claro que no fue penalti. Fue un palo duro, pero al menos hemos dejado claro que vamos a ser un equipo que va a competir en cada partido".
Cuando su entrenador, Georgi Dermendjiev, le mandó a calentar sintió de cerca la presión y el aliento de "The Kop", una de las gradas más animosas del fútbol europeo. "El ambiente es espectacular. Realmente impresiona, pero estaba muy centrado en poder saltar al campo cuanto antes. Tenía muchas ganas de poder disfrutar desde dentro y debutar en Champions".
Estuvo poco más de veinte minutos en los que se ubicó como interior izquierdo. Abalo reconoce que "es una posición en la que me encuentro muy cómodo. Tengo más salida de cara a portería". No pudo cumplir de mejor manera la verticalidad que le exigía su entrenador cuando en el minuto 90 aprovechó un perfecto servicio al espacio para ganarle la espalda al central Lovren, superar la salida del portero Mignolet y citarse con la gloria en forma de gol.
Lo empático de su personalidad volvió a quedar de manifiesto en la celebración. Corrió a abrazarse con un aficionado minusválido que estaba tras las vallas publicitarias. "Es el hermano de Javier Ramos, nuestro preparador físico. Sabía que estaba allí, cerca de la portería y quise compartir con él un momento de mucha felicidad".
Como el propio futbolista arousano reconoce, en el momento de ver cómo el balón cruzaba la línea de meta se le agolparon muchas sensaciones en la mente, "me acordé mucho de mi novia y de mi familia. También de mis amigos que sabía que lo estarían celebrando en la sede de mi peña". Y no le faltaba razón al vilagarciano. El Pub La Bolsa, en su localidad natal, se convirtió en una explosión de emociones en ese minuto noventa. Pero también en la tribuna de Anfield un reducido grupo de cinco amigos encabezado por su hermano David festejó por todo lo alto el momento. El "Dani will never walk alone" quedó bien patente con su presencia allí. Incluso quedó compensado el perder la apuesta realizada online acerca de que Abalo marcaría el último gol del encuentro. Fue Gerrard el que impidió redondear una gran noche. El mismo jugador que le negó su camiseta al término del partido al arousano. Quien sabe si por olvido o desgana.
El baño de gloria no sirve para contener la ambición del propio Dani Abalo. El sabe mejor que nadie lo mucho que le ha costado llegar a la competición top en Europa. Atrás quedaron sus momentos de ostracismo en Vigo o sus cesiones a Tarragona y Aveiro. El Ludogorets se ha convertido en su trampolín y el Real Madrid en su próximo rival. "Ojalá ese día pueda ser titular", anhela. "Sueño con escuchar el himno de la Champions como titular. En la liga búlgara estoy teniendo más opciones como titular, pero en Europa llevo tres partidos sin poder hacerlo. Solo jugué la primera eliminatoria de la previa. Aún nos queda mucho por hacer y vamos a pelear con todo lo que tenemos".
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