Un buen ejemplo de presión y posesión


Foto: AD
Eduardo Berizzo debió de disfrutar ayer desde la banda en los primeros 45 minutos. Porque su Celta dio la sensación de saberse ya de carrerilla el catecismo del técnico argentino, con dos mantras principales que pesan tanto el uno como el otro: presión y posesión.

Presión arriba
Es sabido que es uno de los puntos en los que más insiste Berizzo y ayer pudo comprobarse. El Celta busca el robo de balón con ahínco y, lo que es más importante, con orden. Porque los jugadores parecen saber ya qué hacer en cada momento. El papel de los centrocampistas en esa presión llega hasta el área rival e, incluso en ocasiones, el de los laterales.

El peligro de las transiciones
Con el equipo tan adelantado, es obvio que el Celta debe ser muy preciso en el pase cuando tenga la posesión. Porque una pérdida tras recuperación provoca muchos metros cuadrados de vacío en campo propio, espacio que ayer supo utilizar el Everton en la acción de su gol. Especialmente peligrosos son los momentos de subida de los laterales, lo que desubica a los centrales propios y genera peligro.

Qué pasa cuando el juego se afea
Por lo visto ayer, el equipo vigués ya tiene muy interiorizado su estilo cuando es capaz de tener la posesión y de presionar arriba. Pero habrá momentos, y ayer los hubo, en que no pueda hacerlo y tenga que saber solventar la situación. Porque anoche quedó claro que cuando el fútbol es bonito, el Celta resplandece, pero también que cuando el fútbol se afea, sufre. El físico, la contundencia, las acciones a balón parado... Quizás sea un peaje necesario. Pues vale.

Santi Alonso / Atlántico Diario

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