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La carrera de Park Chu Young ha enfilado una peligrosísima cuesta abajo. El internacional coreano es uno de los quince jugadores que habiendo participado en el pasado mundial, todavía no tienen equipo para la próxima temporada. Con la particularidad de que la mayoría de los casos se trata de futbolistas de avanzada edad. Todo lo contrario que Park, que a sus 29 años recién cumplidos atraviesa lo que debería ser su plenitud futbolística.
Todo empezó bien para Park, toda una estrella en su país natal. Destacó en el FC Seúl, y fue traspasado al Mónaco francés por 2 millones de euros. El conjunto del Principado rentabilizó notablemente su inversión, primero, por el rendimiento deportivo del jugador, y posteriormente con el traspaso al Arsenal inglés de Arsene Wenger, que pagó 6,5 millones por el coreano en 2011, aunque no le dio mayor oportunidad que un partido de Premier y alguna de la Copa de la Liga. Escaso bagaje para un jugador en el que invirtió una gran cantidad de dinero y que percibía un sueldo cercano a los 2 millones de euros.
Durante su estancia en Londres, las cesiones fueron moneda corriente para Park, que tras no contar casi nada en la primera temporada, sería cedido al Celta en el verano de 2012. Fue entonces cuando lo conocimos, a él y a todo el aparato mediático que lo seguía. Para su debut en Balaídos se desplazó una cadena de televisión de su país natal, e incluso el club comenzó a poner mensajes en las redes sociales en coreano. Incluso el Concello intentó aprovechar el tirón de su figura para promocionar la ciudad olívica en su país.
Eso en lo mediático, porque en lo deportivo su rendimiento fue más discreto. A pesar de marcar un gol en su debut en Balaídos, sus cifras no fueron especialmente significativas. Anotó 4 goles en los 26 partidos oficiales que disputó con la elástica celeste, tal vez porque de él se esperaba que fuese el goleador que nunca fue, ya que su mayor virtud siempre fue la asistencia, por encima del gol.
En su regreso a Londres no cambió el rol en su club. Park siguió sin contar para Arsene Wenger, y tras unos meses en el ostracismo decidió aceptar una nueva cesión, en esta ocasión al Watford, de la segunda división inglesa, donde coincidió con dos ex célticos: Manuel Almunia e Ikechi Anya. La exigencia del seleccionador coreano para llevarlo a Brasil era que tuviera minutos. Lo cierto es que jugó 2 partidos en toda la temporada, y pese a eso lo llevó, y no solo eso, sino que incluso fue titular en algún partido.
Su actuación en el Mundial fue muy discreta, en la línea de las últimas actuaciones con sus clubes. No marcó diferencias, ni fue capaz de mostrar destellos que invitasen a pensar que se encontraba en forma. Los últimos años han sido nefastos para un futbolista más que válido, que atraviesa una incomprensible y alarmante baja forma que le lleva a estar, a día 13 de agosto, sin equipo para la próxima temporada.
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