Pablo Hernández empieza con mal pie


Foto: Ricardo Grobas
El entrenador del Celta, Eduardo Berizzo, se topó ayer con el primer contratiempo serio de la pretemporada con la grave lesión sufrida por Pablo Hernández, que ha recaído del problema muscular que le impidió participar con la selección de Chile en el Mundial de Brasil y estará fuera de combate prácticamente por lo que resta de pretemporada.

El fichaje estelar del verano, que ha costado a las arcas celestes 1,6 millones de euros, comenzó a sentir molestias hace unos días, que se agravaron durante el entrenamiento del pasado viernes, por lo que los servicios médicos decidieron practicarle una ecografía. La prueba reveló que el atacante chileno-argentino sufre una rotura de fibras de grado II en recto anterior de su muslo izquierdo con un pronóstico de recuperación no inferior a las cuatro semanas.

Esto significa que, en el mejor de los casos, el futbolista se perderá la pretemporada y llegará al inicio de la Liga, el próximo 24 de agosto, sin haber realizado la puesta a punto con el equipo y corto de forma física, que deberá ir ganando ya con la competición en marcha. Su participación en el debut liguero está, por consiguiente, en el aire.

Los médicos no se han aventurado a dar un pronóstico de convalecencia de la lesión de Hernández, el único refuerzo expresamente solicitado por Eduardo Berizzo. El periodo de recuperación va a depender de la evolución de la lesión en las próximas semanas, pero debido al problemático historial que ha presentado el problema y a lo delicado de la zona prefieren mostrarse cautos.

Hernández era uno de los hombres fijos de Jorge Sampaoli, el seleccionador chileno, para el Mundial de Brasil hasta que estas misma lesión le impidió entrar en la convocatoria. El propio futbolista reconoció en una reciente entrevista con este diario que su afán de acortar los plazos de recuperación propiciaron un agravamiento de la lesión, con lo que tanto el jugador como los servicios médicos del Celta pretenden tomarse ahora las cosas con calma y han decidido no forzar la máquina hasta que el problema esté completamente solventado.

El atacante celeste se entrenaba, de hecho, estos días a un ritmo ligeramente inferior al de sus compañeros, precisamente para evitar una recaída. Hace apenas una semana, Hernández señalaba: "Fue una pena no poder ir al Mundial. Ahora quiero recuperarme de la mejor manera y empezar de cero con mis compañeros, poderme adaptar con ellos a lo que es el ritmo del fútbol de acá".

La recaída en la vieja lesión le impedirá ponerse a punto al mismo ritmo que sus compañeros y retrasará su periodo de adaptación. Pese a ello, los servicios médicos no lo descartan para que pueda disputar algunos minutos en el primer partido de Liga, si la evolución de la lesión es favorable y el técnico lo estima oportuno.

Julio Bernardo / Faro de Vigo

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