Un mapa que se encoge



El mapa de la Primera División para el próximo curso empieza a tomar forma. El Deportivo, con su reciente ascenso, se ha confirmado como el decimonoveno representante de una categoría que espera todavía a su último participante. Saldrá de un apasionante play-off al que todavía aspiran seis escuadras, deseosas de unirse al conjunto gallego y al sorprendente Eibar en el ascensor de subida hacia la Liga BBVA. El camino inverso lo siguen desde hace semanas Betis, Valladolid y Osasuna, condenados al descenso tras una mala temporada y que deberán pelear el próximo curso por regresar al lugar que les corresponde.

Este ramillete de ascensos y descensos ha configurado un mapa singular y muy preocupante en términos regionales. La cartografía de la máxima categoría se encoge de forma alarmante y sólo 6 comunidades autónomas, a lo sumo 7, tendrán representación en Primera la próxima campaña. Dependerá de si Sporting, Las Palmas o Murcia ascienden de categoría a Asturias, Canarias y a la región mediterránea. 

Andalucía es una de las regiones más ricas en términos futbolísticos. Hasta 4 participantes, como mínimo, tendrá la comunidad andaluza la próxima temporada: Sevilla, Málaga, Granada y Almería. Córdoba o Recreativo pueden incluso aumentar una nómina que no variaría respecto al año pasado tras el descenso del Betis. La Comunidad de Madrid -Atlético, Real Madrid, Rayo y Getafe- y la Comunidad Valenciana -Villarreal, Valencia, Levante y Elche- contarán también con 4 equipos.

Con 3 se quedará el País Vasco, tras unirse el Eibar a los clásicos Athletic y Real Sociedad. Ese mismo número persigue también Cataluña. Además de Barcelona y Espanyol, sueña con que el Sabadell se enganche a última hora. Por último, Galicia recupera su aportación más tradicional tras la permanencia del Celta y el ascenso del Deportivo.

Y ya está. Si Sporting, Murcia o Las Palmas no lo remedian, sólo 6 de las 17 comunidades autónomas que componen el mapa español tendrán representación en la máxima categoría de su fútbol. En el resto, un vacío. Navarra y Castilla-León fueron las últimas en marcharse con los descensos de Osasuna y Valladolid, dos conjuntos históricos que acumulan entre ambos más de 70 temporadas en la máxima categoría. Aragón y su Zaragoza perdieron su plaza el curso pasado y no han logrado regresar a la élite. Tampoco Baleares y su Mallorca, quienes incluso hoy luchan por no terminar en el pozo de la Segunda B. Un pozo del que han conseguido salir Cantabria y Castilla-La Mancha gracias al Racing y al Albacete, brillantes triunfadores en la promoción de ascenso a Segunda. 

Otros casos, como el extremeño o el riojano, son incluso peores. Mérida y Extremadura descendieron a finales del siglo pasado y nunca más un equipo de esa región ha vuelto a jugar en Primera. El Logroñés, por su parte, abandonó la élite en la 96/97 y hasta hoy. Actualmente, tanto una como otra región gozan de representación en Segunda División B y categorías inferiores. Igual que las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, cuyos clubes jamás han alcanzado la máxima categoría.

La situación es preocupante. La ausencia de representación en determinadas regiones no hace sino alimentar el bipartidismo futbolístico que se viene desarrollando de forma alarmante durante la última década. El aficionado de Extremadura o La Rioja, por poner el caso más extremo, lleva más de tres lustros sin presenciar un partido de Primera en su tierra, lo que inevitablemente genera una desafección entendible hacia lo propio, siendo Real Madrid y Barcelona el instrumento perfecto para calmar esa sed de fútbol de alto nivel.

No le conviene al fútbol español ligas como la que se avecinan. La pluralidad regional favorecería enormemente al deporte, alejándolo del negocio en torno a dos gigantes que se ha convertido en los últimos tiempos. Competiciones como la del 97/98, por poner un ejemplo, con 13 comunidades representadas -3 gallegos (Celta, Deportivo y Compostela), 2 madrileños (Real Madrid y Atlético), 2 andaluces (Betis y Sevilla), 2 vascos (Athletic y Real Sociedad), 2 catalanes (Barcelona y Espanyol), 2 asturianos (Oviedo y Sporting), 2 castellano-leoneses (Valladolid y Salamanca), 1 extremeño (Mérida), 1 aragonés (Zaragoza), 1 cántabro (Racing), 1 balear (Mallorca) y 1 canario (Tenerife)-, sería beneficioso para todos. Ojalá esos tiempos regresen pronto.

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