La Otra Crónica: despedida y cierre


Foto: Marca
Se plantaba el último Celta del Lucho en Mestalla con ganas de agradar. Con el afán de despedirse de la temporada y del entrenador asturiano de la mejor manera. Y lo cierto es que las cosas se pusieron de cara bien pronto con un bello gol de Iñigo López (bueno sería retenerlo) tras preciosa combinación entre Nolito y Jonny. El técnico celeste había dado esta vez la alternativa en punta a Santi Mina y repartiendo el resto del once entre aquellos que menos jugaron en los últimos tiempos. Álex López y sobre todo Borja Oubiña firmaron un encuentro más que decente y lo cierto es que la primera mitad tuvo color celeste a pesar de las ocasiones locales.

Principalmente porque el balón estaba en propiedad y la confianza de algunos jugadores permitía ver combinaciones vistosas y atrevidas en un campo aguerrido y siempre difícil como es el del Valencia. Los de Pizza, por su parte, mostraban pereza y falta de garra competitiva tras el mazazo de la Europa League. Con todo, la grada semivacía presionaba y alentaba a su equipo, que poco a poco fue empujando con más ganas que juego hasta que Feghouli marcó el gol del empato tras prolongación del más bajito de la clase: un Pablo Piatti que sin duda fue de lo más destacado del conjunto local.

Ya las habían tenido Jonas y Míchel, pero allí estaba el imperial gato de Catoira, un Sergio Álvarez que se empeñó en destacar en estas últimas tres jornadas ligueras. Lástima de no dejar su portería imbatida, pero no fue ni mucho menos por falta de empeño de su parte. Así que, a esas alturas, el partido tenía un cariz extraño: las ocasiones claras, para el Valencia. El balón y los pases bonitos, para el Celta. Ni unos ni otros poseían el carácter competitivo del resto de la temporada y el partido lo notó.

Sobre todo en la segunda parte, aburrida y plomiza como pocas. No hubo mucho que destacar salvo el gol, una vez más de cabeza, de Piatti. Una jugada muy mal defendida que se coló entre las redes después de golpear el balón en la nuca de Jonny. Por parte viguesa, solamente un Michael Krohn-Dehli que entró por el ferrolano Álex López se inventó algún que otro paso rompiendo líneas. Nolito no estaba tan rápido como siempre y ni Santi Mina ni después Mario Bermejo gozaron de remates claros a la portería de Diego Alves. O hubo opción, pues, para un Celta que quería despedirse como octavo clasificado pero que finalmente fue adelantado por el deslucido Valencia de toda la campaña.

Se acabó lo que se daba, el partido intrascendente agonizó y Luis Enrique se despidió definitivamente de un Celta que sin duda ha de estarle agradecido. Ni el más optimista hubiera acertado a colocar a los celestes en el Top 10 de la Liga, por lo que ha de estar el celtista más que satisfecho. Hubiera sido bonito despedirse con victoria o, al menos, con empate. No pudo ser pero poco importó. El año que viene, más. Y esperemos que mejor, confirmando al equipo como uno de esos a tener en cuenta entrene quien entrene. Esta vez no hay excusas: la temporada ya debería estar siendo planificada y las posiciones con más carencias deben ser cubiertas de una vez. ¿Alguien habló de un mediocentro? ¿O quizá un lateral izquierdo? El tiempo lo dirá con Berizzos o sin ellos.


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