Fichajes de Invierno del Celta: Dimitrios Papadopoulos


El pasado viernes se cerró el mercado de fichajes de invierno. A lo largo de los últimos años han sido muchos los jugadores que ha fichado el Celta aprovechando la apertura del mercado en el mes de enero, y durante esta semana vamos a recordar a algunos de ellos, valorando no solo estancia en el Celta sino también su trayectoria y, por supuesto, su situación actual.  

Este delantero griego no pasará a la historia del Celta por ser el mejor fichaje de invierno, ni tampoco el mayor acierto de Torrecilla, pero su recuerdo evoca una sonrisa. Fue un jugador cuyo sacrificio y esfuerzo siempre gustó en Vigo, supo ganarse a la afición, y aunque no marcó ningún gol durante su estancia en el Celta, apenas hubo reproches. Algo realmente difícil de conseguir. 

Dimitrios Papadopoulos, nacido en Gagarín (Uzbekistán), aunque con nacionalidad griega. Fue un delantero centro que jugó en el Celta entre 2010 y 2012. Su formación se llevó a cabo en las categorías inferiores del Akratitos FC, debutando con el primer equipo en 1999 y participando en el ascenso de su equipo a la máxima categoría griega. Hecho que se produjo por primera vez en la historia en el año 2001. Tras una interesante trayectoria en el conjunto griego, con quién anotó 20 goles en 57 partidos, fue traspasado al Burnley inglés, que pagó por él 750.000 € sin haber llegado a debutar en la máxima categoría helena. 

En Inglaterra militó dos temporadas, ambas en segunda, en las que solo pudo anotar 3 goles en 39 partidos. Tras su periplo por las islas británicas regresó a su país de origen para jugar en el Panathinaikos después de que los ingleses recuperasen 300.000 euros de su inversión. En el conjunto verde vivió sus mejores años como futbolista. Papadopoulos se hizo un habitual en las convocatorias de la selección griega y tocó el cielo en la Euro que se disputó en Portugal en 2004. Allí, de forma sorprendente, el combinado heleno se hizo con el título en una de las mayores sorpresas de la historia del fútbol. 

En aquella selección griega, entrenada por Otto Rehhagel, Papadopoulos tenía un papel secundario. En punta de ataque Vryzas, que posteriormente jugaría en el Celta, y el goleador Charisteas, reclamaban todo el protagonismo. Papadopoulos no jugó ninguno de los dos primeros partidos, pero si actuó en el tercer encuentro de la fase de grupos, en la que Rehhagel jugó con tres delanteros, acompañando nuestro protagonista a los delanteros habituales. Papadopoulos jugó 70 minutos y fue sustituído por Nikolaidis. Fue la única derrota de Grecia, que cayó 2-1 ante Rusia. Ya no volvería a jugar hasta la gran final en la que entró en el minuto 81 en lugar de Vryzas. Por entonces no nos imaginábamos que esos dos jugadores llegarían a jugar en el Celta algún día.  Con la selección griega disputó un total de 24 partidos y anotó 7 goles. 

Con el título de la Euro debajo del brazo, Papadopoulos prosiguió su interesante carrera en el fútbol griego. Con el Panathinaikos jugó seis temporadas, anotando 50 goles en 126 partidos. Entonces volvió a probar suerte en un gran campeonato fichando por el Lecce italiano, pero tampoco la suerte le acompañó allí, donde solo anotó 1 gol en 14 partidos. Tras su experiencia transalpina, en 2004 recaló en el Dinamo de Zagreb, desde donde llegó al Celta en el mercado de invierno de la Temporada 2009-10 provocando sorpresa y estupor. 

Pocos creían en Vigo que Dimitrios Papadopoulos (Gagarin-Uzbekistán, 1981), campeón de Europa con la selección griega, aceptase jugar en un equipo en la ruina y que había perdido todo su glamour tras caer al pozo de la Segunda División. Pero gracias a la mediación de Vlado Gudelj, el entonces futbolista del Dinamo de Zagreb aceptó emprender la aventura en el fútbol español en enero de 2010, al abrirse el mismo mercado de invierno. El fichaje de Papadopoulos levantó mucha expectación en Vigo. En aquel momento, Eusebio Sacristán buscaba delanteros con gol y el club le concedió la baja al brasileño Arthuro y contrató al argentino Cellerino y a Papadopoulos. 

Ambos se estrenaron con la zamarra celeste en un partido amistoso en Barreiro ante el Ourense, celebrado el 2 de febrero de 2010. El internacional con Grecia no pudo comenzar mejor en Vigo: en el minuto 76 de partido anotaba el único tanto de los célticos, que caerían por 1-3. En el tramo final de esa temporada con Eusebio participó en 14 partidos de Liga, de los que cinco fueron completos. En los 928 minutos que permaneció en el terreno de juego no anotó ningún gol. En los torneos de verano previos a la temporada 2010-2011, ya con Paco Herrera como técnico, Papadopoulos pudo celebrar algún remate certero, pero en la competición regular no encontró ninguna vía para golear. Su presencia en el equipo fue decayendo hasta quedarse en 11 apariciones en la Liga, dos de ellas como titular. Sumó un total de 275 minutos y tampoco marcó.

Tras finalizar la Temporada 2010-11, Paco Herrera le comunicó que no contaba con él, instándole a buscar equipo. Durante ese verano hubo varios rumores acerca de alguna oferta, pero el griego no llegó a aceptar ninguna de ellas, si es que las hubo. Se pasó en blanco la primera mitad de la Liga, y con la apertura del mercado invernal aceptó la cesión al Levadiakos griego, con lo que regresaba a su país para intentar salvar al Levadiakos del descenso, hecho que evitó. 

El futbolista tenía contrato hasta 2013, pero el Celta se había reservado una cláusula que permitía rescindir el contrato el 30 de junio de 2012 abonando una pequeña cantidad. Si no había tenido sitio en Segunda División, el ascenso a Primera del Celta le cerraba definitivamente las puertas, así que el conjunto céltico rescindió su contrato y la vinculación de Papadopoulos con el Celta. 

Papadopoulos fue un jugador cuyo rendimiento en el campo no fue el adecuado, pero se ganó el cariño de gran parte de la afición por la ética de trabajo que mostró en Vigo. A la historia pasará aquella rueda de prensa, en el invierno de 2011, en la que Papadopoulos lamentó que el entrenador no contase con él utilizando mascotas como símil para definir su situación. Su español nunca fue muy fluído, pero en este caso se entendió bien la metáfora: "El míster está en casa dentro, cómodo con gatos, mientras yo estoy fuera como perro". Se refería el bueno de Papadopoulos a las escasas oportunidades que recibía. Lo cierto es que cuando las tuvo, por unas cosas u otras, no las aprovechó. 

Tras abandonar el Celta, firmó por el Panthrakikos FC griego en el verano de 2012, completando una buena temporada en la que anotó 11 goles en 25 partidos. En la Temporada 2013-14 firmó por el Atromitos, también de la Primera griega.

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