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Foto: LFP |
Uno de los principales focos de atención del encuentro fue el regreso de Luis Enrique al Santiago Bernabéu, en donde se presentaba por primera vez como entrenador tras una dilatada carrera como futbolista en la que en 1996 hizo las maletas desde Chamartín para enrolarse en las filas del eterno rival, el Barcelona, algo que el público madridista nunca le perdonó.
Sus brillantes actuaciones con el conjunto azulgrana en sus visitas tampoco ayudaron a que el público del Bernabéu cambiase su opinión sobre el gijonés, que ayer volvió a revivir tiempos pasados. Una sonora pitada fue la bienvenida que le profesó la grada cuando el speaker dijo su nombre por megafonía, que tuvo su continuación cuando Luis Enrique salió del banquillo por primera vez para dar instrucciones a sus jugadores. Posteriormente, en sala de prensa, el asturiano apenas quiso detenerse en este tema, quitando hierro al asunto.
"Como entrenador la sensación ha sido muy light, no son las mismas que las de un jugador que está a 200 pulsaciones y está muy metido en el partido. He hecho mi trabajo como en cualquier otro campo y me siento perfecto", destacó Luis Enrique cuando se le preguntó por el recibimiento de la afición blanca, que repitió, por ejemplo aquel cántico de "Luis Enrique, tu padre es Amunike", además de otros insultos y pitadas continuas.
Eso no le impidió valorar la actuación del Real Madrid y las perspectivas de futuro que se le asoman al conjunto blanco cuando alcance el tramo decisivo de la temporada. "Es un equipo de altísimo nivel con muchísimas individualidades, con muchas posibilidades de estar en la lucha por el título. Su carrera o sprint final será a partir de marzo, cuando jugará con equipos de su nivel en Champions y en la Liga. En esa época será juzgado por sus resultados", finalizó.
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