Las alegrías dejan de llegar solas


Foto: Jorge Santomé
Balaídos ha dejado de ser esquivo para el Celta, que tardó tres meses esta temporada en ganar como local. Una semana después de superar al Almería en la Liga, el equipo celeste brindó el sábado en la Copa una nueva alegría a su afición. Estas dos victorias consecutivas en su estadio no se producían desde hace más de un año, cuando el equipo entrenado entonces por Paco Herrera ganó tres encuentros consecutivos en casa. Fue en el arranque del pasado curso liguero. Abrió la racha el conjunto celeste el 1 de septiembre de 2012 contra Osasuna (2-0), continuó ante el Getafe (2-1) y cerró la cuenta con el Sevilla (2-0).

A partir de ahí siguió el conjunto gallego una trayectoria irregular en la Liga que le llevó a pasar muchas dificultades para conservar una plaza en la máxima categoría. Lo logró el equipo que en ese momento dirigía Abel Resino tras ganar los dos últimos partidos del campeonato: 0-1 en Valladolid y el mismo resultado en casa ante el Espanyol en la jornada de clausura de la temporada.

A partir de ahí, el Celta tampoco supo encadenar dos triunfos, como le ha ocurrido ahora tras superar al Almería en Liga y al Athletic Club en Copa. La dinámica del equipo de Luis Enrique comienza a cambiar después de que sumara siete jornadas consecutivas sin ganar en Balaídos. Tres empates había sido el premio mayor que se había llevado el conjunto celeste ante su afición hasta que el Almería se presentó el último día de noviembre en Vigo con la intención de seguir aprovechando la endeblez de los locales.

No lo consiguió el conjuntó andaluz, a pesar de que se adelantó en el marcador con un gol de Suso. Los célticos se rearmaron anímicamente para voltear el resultado adverso y acabar con una sequía goleadora en Balaídos que se prolongó por espacio de 536 minutos. Con el gol de Orellana comenzó una remontada que cerró además tres meses sin vencer en casa.

Esos siete partidos sin ganar en el coliseo vigués significaron una de las peores rachas del Celta como local. Igualó la que registró en la temporada 200-2004, en la que acabó descendiendo a Segunda División. Y se quedó a un partido de igualar la de los ocho partidos sin ganar que alcanzó en la campaña 2010-2011. Ésta le privó del ascenso directo a Primera División y le llevó a disputar un play-off del que fue eliminado a las primeras de cambio por el Granada.

El récord de las rachas negativas en Balaídos del Celta se remonta a la temporada 2006-2007, la del último descenso a Segunda, en la que el conjunto vigués se pasó once jornadas sin darle una alegría a su afición.

Las desilusiones del celtismo en lo que va de temporada se acabaron el 30 de noviembre con el triunfo ante el Almería. La afición abandonaba por fin el estadio con una sonrisa. Y una semana después, los de Luis Enrique le obsequiaban con otro triunfo. Esta vez ha sido en el torneo copero, en el que para los célticos se abre la posibilidad de pasar la eliminatoria de los dieciseisavos de final ante el Athletic y afrontar la ronda de octavos ante el ganador del duelo entre el Lleida y el Betis. Las alegrías en Balaídos dejan de llegar solas.

Jaime Conde / Faro de Vigo

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