Pausa contra descontrol en la medular


Foto: RCCV
Duelo de cerebros gallegos el que se vivió en Balaídos. Además de liderar el centro del campo de Celta y Rayo Vallecano, tanto Borja Oubiña como Roberto Trashorras ejercían como capitanes de sus respectivos equipos. Como en el choque disputado la temporada pasada en el mismo escenario, la victoria se fue para Vallecas, cuajando un partido mucho más serio y efectivo el lucense, que se ha sabido adaptar a las exigencias de Paco Jémez.

Desde el comienzo del encuentro ambos dejaron claro su empeño por hacerse con el control del esférico pero poco a poco la balanza se fue decantando para los madrileños. No es casualidad que los vallecanos sean uno de los equipos con más posesión del campeonato, gracias en buena medida a la aportación de Trashorras, que al inicio de esta jornada era el jugador que más pases había realizado.

El de Rábade le ganó la partida a Oubiña, como hizo el conjunto madrileño en su totalidad, en los primeros cuarenta y cinco minutos. En el papel que le ha adjudicado Paco Jémez esta temporada, de pivote puro, Trashorras era en muchas ocasiones el hombre más retrasado del Rayo, iniciando la salida de balón y dando opciones al portero y a la defensa en cada jugada, pasando por él muchos balones, destacando varios envíos en largo y cambios de banda con su habitual precisión.

Mientras, Oubiña se contagiaba del descontrol que imperaba en el Celta, desarbolado y partido en su intento de presionar la salida del Rayo Vallecano, que rompió la línea viguesa en varias ocasiones llegando con peligro al área de Yoel, con gol incluido de Jonathan Viera. El capitán céltico fue poco a poco intentando liderar a su equipo pero no aparecía su mejor versión, impreciso tanto en la presión como en la distribución, lo que notó el Celta, que depende mucho del día del centrocampista para sentirse cómodo sobre el césped.

Con el paso por vestuarios, el rayista volvió mostrarse más enchufado que el céltico, que se vio condicionado por una rápida tarjeta amarilla al cortar una contra conducida por Saúl. Trashorras tuvo dos oportunidades para aumentar la renta de su equipo pero primero su falta fue despejada por la barrera y después vio cómo su disparo desde la frontal se fue a la derecha de la portería de Yoel.

En esos momentos, el Celta comenzaba a caer en la desesperación y eso se personificaba en Oubiña, que se veía superado por el partido de ida y vuelta que se estaba produciendo, errando varios balones fáciles que se traducían en desperación en la grada, que no cejaba en su ánimo pese a las dificultades. Prueba del mal partido que vivió Oubiña fue su sustitución en el minuto 67, con mucho partido por delante, una situación que es muy rara de ver con el capitán vigués, que apenas ha sido sustituido a lo largo de su carrera con la camiseta del Celta. La locura que se había instalado en el partido no era la adecuada para las características del vigués. El cambio de Luis Enrique, sin embargo, no dio el efecto deseado y el Rayo sentenciaría el partido poco después sin necesitar a Trashorras, que tampoco entró tanto en juego al final como es habitual, condicionado también por los balones largos que buscaba su equipo para sorprender a la espalda de la defensa del Celta. El toque y distribución del excéltico no fue necesario.

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