Foto: Xoan Carlos Gil |
Quizás no es el más veloz, ni el más talentoso, no es el que tiene más gol, ni el que defiende mejor, los hay con más calidad y no es el más habilidoso. Pero pocos tienen tanta personalidad, casi nadie pelea como él y ninguno, seguro, es tan buen pelotero como Augusto. El argentino es un futbolista de la cabeza a los pies. Enorme en cada gesto por pequeño que sea. Protagonista como extremo o interior, poderoso en la pelea y con criterio para atacar, defender o presionar.
Cuando sus compañeros bajan un peldaño, Augusto asoma la cabeza con más claridad que nunca. El de anoche ante el Rayo no fue su mejor partido, pero volvió a ser el mejor del Celta. Y no es la primera vez. Rara vez falla Augusto, rara vez no regala hasta el último gramo de sus fuerzas, rara vez no alcanza el aprobado. Ni siquiera cuando la mayoría de sus compañeros merecen el suspenso.
Borja Barreira / Atlántico Diario
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