Cuando el respetable pierde el respeto


Foto: Ricardo Grobas
Hacía mucho tiempo que los pitos no llegaban a Balaídos de una forma tan generalizada como se pudo apreciar ayer, no solo al término del partido, donde fueron mucho más notorios, sino incluso durante el transcurso del mismo. El centro de las iras para una parte de este sector disconforme con la racha del Celta en Balaídos fue Toni. El coruñés recibió silbidos, especialmente desde que el Rayo Vallecano se adelantó en el marcador, y se hicieron mucho más evidentes en la segunda mitad, especialmente tras el segundo de los franjirrojos. 

El público, en el ejercicio de sus libertades individuales, puede expresarse como considere conveniente, aún cuando en este caso tal vez eso no sea lo más conveniente para su equipo. En todo caso, hay que entender que tras siete partidos sin conocer la victoria el malestar se haya instalado en un sector de la afición. Somos humanos y es comprensible. El problema es que centrarlo en un jugador puede ser un tanto injusto. Me explico. 

Hace un tiempo publicaba un artículo en el que pedía paciencia con Toni aludiendo a ese proceso "lento y doloroso" que supondría su adaptación al lateral izquierdo. El paso de las semanas ha confirmado que el proceso está siendo doloroso, pero más que lenta, su aclimatación está siendo prácticamente inexistente. Por desgracia, sus prestaciones defensivas han mejorado muy poco, e incluso su aportación en ataque ha sido bastante discreta. El problema es que Toni está jugando en una posición en la que le va a costar mucho adaptarse por sus condiciones físicas, mucho más de lo que podríamos haber pensado a principios de temporada. Ojalá Luis Enrique consiga que su adaptación sea un hecho, pero a día de hoy, todo parece indicar que lo ha echado a los leones sin mayor defensa que una camiseta y un pantalón. 

Eso no significa que sea un deshecho de futbolista, un despojo humano al que podamos humillar y pisotear como si tal cosa. Toni viste la camiseta del Celta, y mientras dura el partido seguramente lo mejor para el equipo sería apoyarlo. Otra cosa es que luego se le pueda criticar, por supuesto que sí. Su juego, por lo visto hasta ahora, no da para halagos.  Otra cosa es pensar que el hecho de que el equipo lleve 500 minutos sin marcar un gol en Balaídos sea responsabilidad del lateral izquierdo. 

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